Las empresas españolas están apostando por conceder años sabáticos a sus empleados para evitar “fugas no deseadas”

Muchas empresas españolas están ofreciendo a sus empleados que se tomen un año sabático para motivarles y evitar que dejen la compañía en plena crisis económica.

Los empresarios españoles se están subiendo al carro del año sabático. Se trata de una costumbre muy extendida en Estados Unidos, Israel y gran parte de Europa –fundamentalmente Francia y los países nórdicos-.

Según explican desde Sabática, consultora especializada en gestionar tiempo sabático, a El Confidencial Digital, la cultura del ‘gap year’ –año sabático– “aumenta en España, aunque el fenómeno no se puede justificar por la crisis económica”.

Desde la consultora apuntan que el término ‘gapper’ define “más bien a un tipo de persona que decide hacer un paréntesis en su vida”, un año, unos días o unos meses, “para vivir experiencias, conocer otras culturas, colaborar con proyectos sociales o mejorar su currículo”, añaden.

No obstante, reconocen que “es cierto que muchos gapper españoles son parados o jóvenes que todavía no han conseguido su primer empleo”. Meritxell Morera, directora de Sabática, subraya que en estos casos, “aprovechan este tiempo para aprender idiomas o formarse” a través de prácticas remuneradas en el extranjero y estar “más preparados ante el exigente mercado laboral”.

Teniendo en cuenta las circunstancias actuales, subrayan, “muchas empresas ofrecen este tipo de programas a sus empleados con el objetivo de mejorar su formación o darles un respiro conciliador para evitar fugas no deseadas”.

Morera, destaca que “lo importante es que la decisión se tome de mutuo acuerdo entre el trabajador y la empresa y en beneficio de ambos”. Hay que tener en cuenta que la legislación española no cuenta con una norma específica que regularice este tipo de paréntesis. “Hay quien quiere dar un giro a su vida o permitirse un periodo de reflexión durante la jubilación o, mayoritariamente, en excedencia voluntaria”.

Quienes quieran tomarse un período sabático tienen que hacerlo acogiéndose a las excedencias que se establecen en el Estatuto de los Trabajadores, explican a ECD varios abogados consultados sobre este tema.

Los expertos laboralistas advierten de que con la excedencia voluntaria tal como está establecida en la ley, “la incorporación no está asegurada”. El artículo 46 del Estatuto recoge el derecho de aquellos trabajadores que tengan al menos un año de antigüedad en la empresa a que se le reconozca la posibilidad de entrar en excedencia voluntaria 'por un plazo no menor a cuatro meses y no mayor a cinco años'.

Los problemas se pueden plantear a la vuelta, ya que según recoge el marco regulatorio, el trabajador al que se le concede la excedencia, “conserva sólo un derecho preferente al reingreso en las vacantes de igual o similar categoría a la suya'”.

 

“Esta es una buena elección en tiempos de crisis”, apostillan desde Sabática, ya que el coste de los programas “es bastante asequible y muchos te permiten financiar una parte importante del viaje”. La responsable de la firma de consultoría asegura que “nosotros casamos cuidadosamente cada persona con un proyecto, proponiendo el que se adapta a su perfil y a sus posibilidades económicas”.

Si la decisión se toma en un momento en que a “la empresa esté interesada en reducir costes”, se puede lograr que pague “al menos una parte” de la cotización a la Seguridad Social del ‘gapper’ mientas este está disfrutando de la excedencia, sugieren estos abogados.

Trabajar en una granja

Las preferencias en cuanto a destino, presupuesto o duración del periodo sabático varían mucho de un caso a otro. “Por ejemplo, en el último año hemos enviado bastante gente a trabajar a granjas agrícolas, ganaderas y de turismo rural de Noruega e Irlanda, al sector turístico en Francia e, incluso, a dar clases en China”, comenta Morera.

Otros proyectos con alta demanda son los de “voluntariado medioambiental, educativo, sanitario y de infraestructuras en países como India, Ghana, Zambia, Brasil, Perú o Costa Rica”.

Entre los que aprovechan estos meses para darse un respiro, la mayoría son estudiantes de idiomas o profesionales que sólo disponen de vacaciones estivales –muchos de ellos profesores y funcionarios públicos-.

“El resto prefiere otras épocas del año, en la que se pueden conseguir a mejor precio los billetes”, nunca incluidos en estas ofertas, recalcan los consultores de Sabática. Este es el motivo que lleva a muchos a optar por estos destinos: “buscan una opción económica y diferente para viajar, accediendo a lugares inaccesibles para los turistas”.

Los precios varían, como decimos,en función de la época del año, la duración de la estancia, el país de destino o el tipo de actividad que se va a desarrollar. Por ejemplo, participar de tres a seis meses en un programa de conservación del medio ambiente en los parques nacionales del suroeste de Estados Unidos sale por 395 euros.

Quienes prefieran un destino más exótico y dispongan de 800 euros pueden participar tres o seis meses o, por algo menos de 800 euros, cooperar un mes en un proyecto de motivación temprana de niños a través de la naturaleza en las Islas Galápagos.

Estos descansos o tiempos de reflexión también cobran fuerza entre los primeros ejecutivos de las empresas españolas. Prueba de ello es la incorporación creciente del voluntariado corporativo a los programas de formación de directivos. La directora de Sabática expone que se trata de facilitarles el trato con personas en situaciones de riesgo para mejorar sus competencias sociales, sus valores, su creatividad y sus habilidades de comunicación y gestión

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