El Gobierno refuerza el SEPE con 1.000 efectivos para afrontar una fuerte ola de despidos tras el verano

La mayoría de las empresas en apuros han recurrido a un tercer ERTE y la prohibición de reducir plantillas durante seis meses vence en agosto

SEPE-ERTE.
Oficina de Empleo.

El Gobierno se prepara para una ola de despidos tras el verano y reforzará el SEPE, colapsado desde el comienzo de la pandemia por la tramitación de los ERTE. Da por supuesto que, tras las tres olas del coronavirus, el vencimiento en agosto de la prohibición de realizar ajustes de plantilla durante seis meses provocará una avalancha de EREs.

Cinco años después, España ha vuelto a superar en febrero los cuatro millones de parados registrados en las oficinas de empleo. En el Gobierno asumen que en marzo se consolidará este mal dato, sobre todo tras alejarse la perspectiva de una Semana Santa con algún alivio en las restricciones por la pandemia.

De hecho, los datos que maneja en este momento internamente el Ejecutivo confirman que este primer trimestre del año no va a cerrar como el último de 2020, que mejoró las pésimas previsiones de los analistas.

Despidos de la primera ola

Por si fuera poco, el Ministerio de Trabajo cuenta con que las empresas muestran ya síntomas de agotamiento en una crisis que se acerca al año de duración y cuando las peores previsiones comienzan a cumplirse.

Los datos de paro de febrero han corroborado una realidad: el límite extremo al que operan muchos negocios. La tercera ola ha empezado a materializarse en más destrucción de empleo, y las restricciones han obligado a cierres y confinamientos más estrictos que a la vuelta del verano.

Las empresas de los sectores más afectados por la crisis que se acogieron durante la primera ola a expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) y recuperaron a sus trabajadores en verano, cuando reanudaron su actividad tras el confinamiento, están empezando a despedir a una parte importante de sus plantillas, una vez superado el compromiso de mantenimiento del empleo de seis meses impuesto por el Gobierno.

Se trata de sectores como el comercio, la hostelería y el ocio, los más castigados por las restricciones sanitarias, que entre los tres suman más de 140.000 bajas del sistema de la Seguridad Social en los meses de enero y febrero de 2021.

Hay que tener en cuenta que febrero suele ser un mes de transición, en el que el empleo, medido con la afiliación a la Seguridad Social, rebota tras el habitual hundimiento de enero.

Ola de despidos tras el verano

Pero el Gobierno asume que “lo peor aún está por llegar”. La mayoría de las empresas han presentado un ERTE detrás de otro, y cada vez que han iniciado uno, han vuelto a prorrogar seis meses la salvaguarda de empleo de los afectados.

 

Los ERTE siguen amortiguando parte del golpe. Las actividades más afectadas por las restricciones de las últimas semanas han recurrido a esta herramienta. Los trabajadores en ERTE se han incrementado de 740.000 a 900.000 en febrero, un 20% más. En enero ya subieron otro 5%.

Sin embargo, el final del verano coincidirá en el tiempo con el final de las restricciones para poder despedir en las empresas que se hayan acogido a los expedientes de regulación de empleo (ERTE) durante la tercera ola.

El paso del ERTE al ERE asoma ya en el mercado de trabajo en sectores a los que la tercera ola ha golpeado con más fuerza. “Lo de febrero es solo el principio de lo que puede estar por llegar”, alertan a ECD fuentes de la cúpula económica del Ejecutivo. “El riesgo de que se genere un efecto de destrucción de empleo en cadena es real”, añaden.

El SEPE sigue desbordado

Mientras tanto, los servicios públicos de empleo siguen desbordados por la enorme cantidad de solicitudes de prestaciones para los ERTE de la tercera ola, a las que se unirán los despidos y las finalizaciones de contratos que se produzcan en los próximos meses, con el riesgo de que el SEPE vuelva a mostrar la incapacidad de gestionarlo.

Así las cosas, fuentes del Gobierno explican a Confidencial Digital que el plan del Ejecutivo es reforzar el Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE) para afrontar la avalancha de EREs que se espera para después del verano.

Hasta ahora, la mayor parte del personal de refuerzo por la pandemia (unos 1.500 empleados) trabaja de forma interina. Pero el Ministerio de Trabajo reconoce que es insuficiente para garantizar una atención adecuada a la ciudadanía, y señala como una de sus principales medidas a poner en marcha el refuerzo de la plantilla con más efectivos.

Aumento de 1.000 efectivos

Por ello, el plan es, además de prorrogar a los 1.500 trabajadores interinos que actualmente desempeñan su labor en el SEPE, la incorporación de alrededor de un millar de nuevos efectivos, con el fin de “revertir la pérdida de plantilla durante los años de Gobierno del PP, en los que se pasó, de 10.229 empleados en 2013, a los 8.661 actuales”.

Destacan que ahora cuentan con ayudas europeas para evitar el fiasco que se ha producido en los últimos meses en el SEPE. La Comisión Europea ha lanzado un instrumento (SURE), que provee de ayuda financiera a los países más afectados por la crisis para mitigar el golpe del coronavirus en el empleo.

En el SEPE trabajan alrededor de 8.600 personas. Esta es la plantilla que ha tramitado los 3,5 millones de prestaciones por ERTE que se han presentado desde el decreto de estado de alarma del pasado mes de marzo, según cifras del Ministerio de Trabajo. Cada funcionario ha atendido más de 500 expedientes.

De ahí, justifican en Trabajo, la necesidad de reforzar la plantilla para que no se produzcan cuellos de botella en el reconocimiento de las ayudas, que es el paso previo e indispensable para su cobro.

Una tercera ola muy dura

El empeoramiento de la pandemia ha impactado con mucha fuerza en la economía, de manera que en La Moncloa prevén “meses muy duros” hasta que la vacunación se generalice. Y eso llegará como pronto en julio, fecha en la que, según el presidente Pedro Sánchez, ya se habrá vacunado al 70% de la población: 33 millones de personas.

En el Gobierno son conscientes de que será ya tarde para que España pueda experimentar un boom de turismo que compense los efectos desaceleradores -con respecto a lo previsto- que tendrá esta tercera ola.

A medio plazo, el país “no volverá a ser una potencia turística”, reconocen en La Moncloa. Además, el vaticinio es que habrá un “desplome del consumo. No tanto en relación al dato del año pasado, sino respecto a lo previsto.

“El golpe será importante”, avisan. El consumo es el gran impulsor del PIB. No en vano, el Ejecutivo no esperaba un incremento de contagios tan acusado como el que se ha registrado durante la tercera ola después de Navidad.

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