Las paradojas del petróleo. La bajada del 25% en el precio del crudo no puede traducirse en un ahorro mayor de 10 céntimos: el 60% son impuestos

La caída del precio del barril de petróleo no va a suponer un alivio para los conductores, ya que, según adelantan los expertos del sector, esta reducción sólo supondrá un recorte de hasta el 10% en el precio del combustible.

Expertos del sector energético explican a El Confidencial Digital que la caída del precio del barril de crudo no va a suponer un ahorro significativo para los conductores. De un 25% que se ha reducido el coste del crudo, los consumidores sólo verán un recorte del 10%. El resto, se lo llevan los impuestos.

En este sentido, la Asociación de Operadores Petrolíferos (AOP) matiza el anuncio del ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, quien afirma que dada la evolución del precio del petróleo en los últimos días "hay margen" para que en las próximas jornadas los importes de los carburantes bajen alrededor de 10 céntimos de euro por cada litro.

Desde la patronal del sector apuntan que “una bajada de 10 cts. €/litro en el coste del carburante supone un 25% de caída en el mismo, mientras que en el precio del surtidor sólo supone un 10% menos”.

Los cálculos que manejan las empresas del mercado para fijar los precios son los siguientes:

-- Coste del Carburante: depende de las cotizaciones en los mercados internacionales del crudo, la gasolina y el gasóleo, independientes entre sí.

-- Otros costes de almacenamiento, transporte, mantenimiento de existencias de seguridad, comerciales, amortización, remuneración al minorista y margen mayorista.

-- Impuestos: se desglosan en varios tramos, siendo los mayores los calificados de ‘especiales’. Además, el precio incluye el IVA, gravámenes estatales y autonómicos.

Tal y como explican desde esta asociación, no se puede comparar la evolución del barril de crudo con su repercusión en los precios finales de venta al consumidor. El desfase entre los ajustes del precio del crudo y el coste medio del litro de carburante en las estaciones de servicio responde, explican a diferentes factores. El principal, que mientras que en el primer caso se trata de un producto libre de impuestos, el coste de los carburantes viene determinado por distintas cargas impositivas.

Además, coinciden tanto los productores y distribuidores como académicos y profesionales del sector, el coste final viene determinado “no ya por el precio real del barril de Brent o Texas, sino por sus cotizaciones en los mercados internacionales”.

 

Ante la pregunta de por qué las subidas en el precio del barril sí repercuten de forma casi inmediata, mientras que las rebajas no lo hacen con la misma celeridad, fuentes del sector apuntan que “la mayor parte de la diferencia se la comen los impuestos, que no son variables, o por lo menos con tanta celeridad”.

Gonzalo Gómez Bengoechea, economista del IESE, apunta en efecto que aproximadamente el 60% del precio que se paga en las gasolineras corresponde a impuestos, por lo que la fluctuación del precio del crudo sólo afecta al restante 40% del precio final que paga el consumidor.

Por ejemplo, tomando como referencia el 21 de agosto (en el que la media de la cotización internacional se situaba en 0,499 euros para el litro de Brent, 0,519 para la misma cantidad de ‘sin plomo’ 95 y 0,617 para el ‘gasóleo a’), los precios libres de impuestos para estos dos combustibles apenas cuatro días después, el 25 de agosto, ascendían a 0,618 euros y 0,719 respectivamente.

Sin embargo, ya en septiembre, esta misma comparativa ha variado sustancialmente: 0,404 euros la cotización del litro del barril de Brent, y 0,475 y 0,549 euros por las cotizaciones de los dos combustibles.

El descenso es notable en este caso, aunque no se traslada a los precios antes de impuestos de la gasolina y el diésel, que se pagaban a mediados de mes a 0,612 en el primer caso y 0,710 céntimos de euro en el segundo.

Además, añade Gómez Bengoechea, es importante recordar que los operadores compran el crudo ente tres y seis meses vista, por lo que cada partida puede llegar a los surtidores 3, 6 o 9 meses después de la fecha de su adquisición.

Vea a continuación un ejemplo de este análisis para fijar los precios del litro de ‘sin plomo 95’ y diésel:

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