La producción industrial recupera niveles precovid: SEAT y ArcelorMittal tienen sus factorías a pleno rendimiento

El aumento de actividad hace que se dispare un 117,8% la manufactura de bienes de equipo lo que es señal de que se está recuperando la inversión

Factoría de ArcelorMittal
Factoría de ArcelorMittal

La pandemia ha supuesto un mazazo para todos los sectores económicos. Sin embargo, unos han recuperado la normalidad más rápido que otros. Mientras que el turismo brega para mantener unos ingresos, que en el mejor de los casos para las agencias de viajes serán un 20% de lo que se ingresó en 2019; el segundo sector está trabajando a pleno rendimiento. Así lo recoge la última muestra del INE sobre producción industrial. No es un fenómeno de empresas puntuales; desde las acerías asturianas a las fábricas de coches catalanas la maquinaria trabaja a velocidad de crucero.

"Los fabricantes de acero están teniendo una actividad tremenda. Normalmente es así: primero se activa el acero y acto seguido el resto" explica Juan Etxebarría, director comercial de la firma vasca Fagor Arrasate (empresa dedicada a la manufactura de maquinaria industrial) a El Confidencial Digital.

Las estadísticas que la acería ArcelorMittal ha facilitado a  El Confidencial Digital apostillan que el metal está produciendo a plena potencia: "A principios de año hemos visto una recuperación de la demanda con respecto a 2020 y todas las plantas tienen en este momento buena cartera de pedidos y operando próximas a su máxima capacidad".

No es el único sector que ha visto dispararse sus pedidos. El área de actividad (bienes de equipo) de Fagor Arrasate ha aumentado la producción un 117,8% en un año, según datos del INE. Etxebarria reconoce que tanto trabajo ha sido una sorpresa, ya que en noviembre de 2020 previeron "un volumen de pedidos para 2021 similar" al del ejercicio pasado y "a mayo ya se habían superado todas las expectativas". La temporada aún no está cerrada y para lo que queda de año están en juego contratos por valor de 1.000 millones de euros, frente a los 50 millones que se movieron en 2020 en el mismo periodo.

La compañía vasca facturó en 2019 198 millones de euros en 2019 y dio empleo a 708 trabajadores. En 2020 los ingresos quedaron un 60% por debajo de las previsiones precovid.

El sector de Fagor Arrasate es un termómetro para la actividad industrial y el ánimo de las empresas. El precio de sus productos es millonario y, como explica Etxebarria, "las empresas compran máquinas cuando tienen clarísimo que las necesitan y si hay crisis guardan el dinero".  El pasado año los pedidos fueron un 60% menos en 2019, a partir de abril "fue un desierto".

El revivir del coche y la lavadora

El principal mercado que compra a la firma vasca es el del automóvil. Etxebarría expone que está viviendo un boom junto a la venta de electrodomésticos. Ambos productos están englobados dentro de bienes de consumo duradero, categoría que según el INE ha crecido un 225,3% su producción. 

La fabricación de vehículos ha vivido un despegue desde mayo de 2020. En esa fecha SEAT sacó a los empleados del erte que aplicó debido a la pandemia y poco a poco escaló la producción hasta estar en junio de 2021 en niveles precovid, es decir, "fabricando unos 2.200 coches" debido a la "fuerte demanda de sus modelos Cupra y SEAT".

Junto a las grandes firmas que manufacturan los coches (Original Equipment Manufacturer-OEM), el mundo del motor da trabajo a una miríada de empresas subsidiarias (tier 1 y tier 2). Las primeras son aquellas compañías que entregan a las firmas OEM las partes necesarias (puertas, frenos, motores...) para montar los vehículos. Como ejemplo de estas, en España estarían CIE Automotive y Valero). Las empresa tier 2 son las factorías que surten de piezas al tier 1.

 

Los tres grupos han despegado, al igual que los electrodomésticos. Etxebarría interpreta por sus pedidos que la demanda de estos últimos se ha disparado un 200% debido a que los efectos de la pandemia han impulsado la venta de estos artículos en occidente, ya no es el mundo en vías de desarrollo quien se hace con la mayoría de la producción. La situación ha llevado a que firmas como Siemens o Whirlpool tengan sus factorías a toda máquina. Sin embargo, hay otros sectores como la aeronáutica que "no despegan", a ojos de Etxebarría .

Desequilibrios mundiales

Tampoco todos los países alzan el vuelo con la misma intensidad. España se está quedando atrás. Los pedidos para Fagor Arrasate que provienen de territorio nacional sólo han aumentado un 13% respecto a 2020. Las exportaciones lo han hecho un 70% en el mismo periodo.

Etxebarría destaca a Estados Unidos como un destino que no ha reducido sus inversiones durante la crisis y que este año las ha aumentado. Algo similar ocurre con los países del este de Europa, los cuales están desarrollando una importante industria del motor. Por su parte, dos potencias fabriles como Reino Unido y Francia han perdido peso y no pueden compararse en cuanto a producción de coches a Alemania o Italia.

España, y en especial Alemania siguen congeladas. El caso de este último Estado es muy relevante ya que es "el motor de Europa" a ojos del director comercial de Fagor Arrasate. Cuando el país tudesco enciende las máquinas hace pedidos al resto. Las exportaciones son especialmente importantes para la firma vasca, suponen el 60% de su facturación en el acumulado de años. Sin embargo, es un mercado en el que hay que competir en calidad con firmas de primera línea: japonesas, alemanas, coreanas y recientemente chinas. El país asiático ha dado un salto de calidad hasta posicionarse como un serio rival para las empresas consolidadas.

Resiliencia industrial

Con todo, algo es seguro. La industria ha recuperado potencia y las zonas donde cuenta con implantación el sector secundario no han sufrido los embates de la pandemia con tanta fuerza como las regiones turísticas. País Vasco, con un peso de la industria en el PIB del 24,2%, sólo tiene un 11% de paro; frente al 18,86% de Baleares, que tiene un  6,6% de su PIB dependientes del segundo sector.

"Hay una lección que se puede haber aprendido: el reorientar el modelo productivo. Sería bueno desarrollar una política industrial que sea sensata" sentencian desde la empresa vasca y ponen como ejemplo el modelo de su Comunidad Autónoma que es "apostar por pymes arraigadas al territorio, no por grandes empresas que vengan por beneficios fiscales".

Como aviso de lo que puede pasar si no se apoya al sector, Etxebarría plantea lo que ocurre en Estados Unidos: "Allí vendemos una máquina y nos piden servicio de por vida, no tienen técnicos que sepan arreglarlas". Las políticas iniciadas a finales de los 70 en Norteamérica para externalizar las factorías han dejado al país sin conocimientos industriales y dependientes de empresas extranjeras.

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