La frescura del embajador de Francia y el incumplimiento de la legislación española sobre tabaco

Bruno Delaye, embajador de Francia en España, no parece muy amigo de la legislación española, al meno en lo relativo al tabaco. Presidió el miércoles un acto en la residencia del embajador (o sea, la suya), en la madrileña calle Serrano, con motivo de la presentación de un estudio sobre ciudades más atractivas para invertir. Sentado en la presidencia, nada más terminar su intervención sacó con gran soltura un cigarrillo, lo encendió, y se puso a fumar de cara al público presente. A lo mejor resulta que las leyes españolas pueden quedar incumplidas en la residencia del embajador de Francia.

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