El enfado de fondo de los radicales islámicos con Benedicto XVI surge de que les pide “reciprocidad”

La rapidez con que se propagó en los países islámicos la protesta contra Benedicto XVI, por el discurso de Ratisbona, revela que en el mundo radical islamista existe una voluntad de represalia contra él. Aparentemente, sus actos y sus palabras no darían motivo a ello. Lo que está pasando es que tienen un motivo de fondo, al que procuran no aludir: que el Papa les plantea constantemente el dilema de la reciprocidad. Es decir, reclama que, igual que el Islam encuentra libertad de culto en las naciones cristianas, donde pueden abrir sus mezquitas, también los católicos deben disfrutar de esos mismos derechos en los países del Islam. Por ejemplo, en el caso de los filipinos que trabajan en Arabia Saudí y que se ven impedidos de practicar su fe y no reciben ninguna asistencia religiosa. Eso coloca a los islamistas en un atolladero, porque se trata de una demanda a la que dialécticamente es muy difícil contestar con una negativa.

 

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