La vicepresidenta De la Vega está hartando a algunos altos cargos y a políticos con su impuntualidad

María Teresa Fernández de la Vega ha acuñado fama de impuntual. Bastante merecida, porque suele llegar tarde a muchos de los actos que preside, lo que obliga a iniciarlos más tarde y a que el resto de personalidades tengan que permanecer esperándole. Lo cual está cansando a muchos de esos altos cargos, que ya empiezan a comentarlo en voz alta. Volvió a ocurrir de nuevo el martes, en la entrega de premios del Club Internacional de Prensa, celebrado en Cuartel Conde Duque, con asistencia del alcalde de Madrid, y con Carme Chacón y Soraya Sáenz de Santamaría entre los galardonados.

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