Alberto Fabra está preocupado por los ‘topos’ en la presidencia de la Generalitat


Hay  preocupación en el Palau de la Generalitat Valenciana por las filtraciones que se están produciendo en los últimos meses. Y se quieren “cortar” cuanto antes. Con ese fin, se acaba de crear la segunda comisión que investiga  quién o quiénes son los ‘topos’ que tiene Alberto Fabra.

Le llega a El Chivato que lo que está sucediendo inquieta, por la erosión de la imagen y prestigio del propio presidente, y la desconfianza sobre cuantos desempeñan cargos de confianza en su entorno. Fabra se enfrenta a la realidad evidente de que alguno o algunos no son leales.

La última filtración ha sido el nombre de los nuevos subsecretario y secretaria general administrativa, conocidos antes de que Fabra anunciara sus nombres. Además, el nuevo subsecretario es una apuesta personal del presidente, en detrimento del poder de José Císcar, vicepresidente de la Generalitat, a quien las filtraciones apuntan ninguneo de Fabra hacia su persona y cargo.

En mayo se filtró que Fabra iba a contratar un ‘coaching’ por más de 20.000 euros, costeado con dinero público. La iniciativa se atribuía a Esther Pastor,  pero la primera desconcertada era la propia Pastor, ahora promovida a secretaria general autonómica. Se anuló el contrato, ante la polvareda levantada.

Para colmo, aunque desde el Palau se dice que no, el expediente del posible “entrenador” de Fabra ha desaparecido inexplicablemente. Alguien ha borrado de los ordenadores y triturado los papeles del expediente.

Se niega oficialmente, pero el hecho es que se ha cambiado de lugar a los trabajadores que podían haber tenido contacto físico e informático con la información confidencial. Desde Presidencia se subraya que esos actos de borrar expedientes pueden constituir delito.

Aparecen en medios de comunicación documentos públicos, antes de que se comuniquen nombramientos por parte de Fabra, y se facilitan facturas de consumo de teléfono móvil ‘llamativas’.

También se filtró la nómina del presidente de la Generalitat hace unas semanas, aunque en este caso desde el Palau apuntaron que se podría haber hecho desde la Consellería de Hacienda. En este caso no se entiende que se hable de ‘filtración’ por parte del Palau, pues lo que cobra Fabra debe ser conocido por los ciudadanos, de modo que coincida siempre “lo previsto” con “lo real”. Fruto de los nervios en el Palau, se están cometiendo errores como éste.

El propio vicepresidente de la Generalitat, Císcar, ha interrogado a diversos funcionarios, en la búsqueda de ‘topos’.

 

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