Arturo Fernández ha hecho de rey Arturo para trazar el círculo de la Tabla Redonda en la CEOE: “Conmigo, el trono; contra mí, no hay reinado”

El hostelero Arturo Fernández se puso el traje de rey Arturo. A una semana de las elecciones a la presidencia de la CEOE, el presidente de CEIM, la patronal de Madrid, echó un órdago a los tres candidatos en liza, con su famosa frase: “Sin Madrid, nadie preside la CEOE”.

Su reto no era baladí, porque al inicio de semana nadie tenía claro el triunfo. Rosell, el presidente de la patronal de Cataluña, rozaba los 200 votos, de los 800 en disputa, mientras que Herreros y Banegas no pasaban el listón de 100.

La advertencia de Fernández buscó forzar una candidatura única o, en su defecto, una oferta de programa más clara de la que habían hecho hasta entonces, “que no seduce a nadie”.

Su mensaje: “Los candidatos tienen que decir con claridad qué están dispuestos a hacer para recuperar la unidad del mercado español y eliminar la burocracia, acabar con los 17 mercados que tenemos, reducir a fondo el intervencionismo de las administraciones, y en especial el intervencionismo autonómico”

Fuentes de su equipo manifiestaban a El Chivato que no era “ni un farol, ni un chantaje”. Madrid acumula el 19% del PIB, es la región de más peso, ha arrebatado el liderato regional a Cataluña, tiene un censo empresarial y laboral equiparable a Cataluña. Y CEIM reclamaba ser oído en función de su peso y condicionaba su voto a ser escuchado.

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Se trata de que los tres candidatos sepan que “nuestros 45 votos e influencia en el seno de la organización están condicionados a que hagan un programa de regeneración de la CEOE radical y profesional"

Fernández había predicado hasta la extenuación que sólo debía haber una candidatura, porque era lo mejor para la organización y lo que pedían las bases electorales. Pedía una nueva etapa a fondo, con un programa radical y rotundo. “Necesitamos una CEOE del siglo XXI, moderna, activa, con prestigio e influencia, no un gran aparato burocrático, dicen estas fuentes. El proceso electoral no se debe quedar en un nuevo presidente, una nueva cara; para ese viaje no hacen falta elecciones”.

Al final, ha firmado un pacto con Rosell, que deja en franquicia al catalán la elección.