¿Catalanista o españolista? Las tribulaciones del ‘patrón de patrones’ catalán, Gay de Montellá

Joaquim Gay de Montellá, presidente de la patronal catalán, Foment del Treball, se ve sometido a enormes tensiones a propósito del nacionalismo y el independentismo. Y no sabe qué hacer. La cuentan a El Chivato que, de una parte, ha de afrontar el rechazo de la Generalitat por no ser nacionalista en Barcelona, y, de otra, el del Gobierno por ser catalanista Madrid.

Gay de Montellá dijo en privado, durante su reciente visita a Madrid para dar una conferencia, que el empresariado catalán en su conjunto es muy reticente al independentismo, y una parte muy significativa se muestra abiertamente contrario a las tesis secesionistas de Artur Mas. Es lo que escucha El Chivato de colaboradores del líder empresarial, que añaden que, si hubiera una encuesta seria entre empresarios, con garantías, no los simulacros que se han hecho, habría sorpresas para los nacionalistas.

Esa impresión trasladó Gay de Montellá en privado a sus colegas empresarios de la gran patronal y a algunos dirigentes políticos que estuvieron en el evento.

El presidente de la patronal catalana afronta un dilema. Oficialmente tiene que aparecer como catalanista ya que es el sentir mayoritario de sus bases empresariales, pero en su fuero interno cree que Mas está subido a un tren del que “o se baja o lo tiran”. Lleva meses intentando devolver a Mas a la “estación de tren anterior al giro independentista”, y se lo ha dicho en todos los tonos habidos y por haber. “Pero Mas se ha pasado varios pueblos de estación y cuesta mucho que rebobine porque le aterra el desprestigio de rectificar”, le cuenta a El Chivato.

Gay de Montellá vive en un equilibrio desquiciante, muy incómodo, porque mantiene una postura centrista en el conflicto entre la Generalitat y el Estado, convencido como está de que el diálogo entre Barcelona y Madrid es la única salida. “Gay está en la peor de las posiciones. Es considerado tibio y sospechoso de españolista encubierto en Barcelona, y pasa por demasiado catalanista y secesionista encubierto, en Madrid”, según algunos de sus colaboradores.

En el seno de la patronal catalana tiene que pastorear con dos grupos: el de las multinacionales y las grandes familias empresariales catalanas, abiertamente contrarios al secesionismo; y un sector de las pymes abiertamente catalanistas y que van al independentismo porque se tragan la propaganda nacionalista sin pestañear.

Los grandes empresarios, como Fainé, Oliú, Lara o Bonet, y todas las grandes familias de la burguesía catalana, le han dicho ya a Mas por activa y por pasiva lo que piensan sobre su desvarío y las malas compañías políticas que se ha buscado, y le están dando tiempo para que rectifique. El problema, según se dice Fomento, es que Mas pide tiempo para buscar una salida airosa, pero luego no hace nada. “Está aterrado por el desprestigio de rectificar y volver a la casilla autonomista y del pacto fiscal”, señalan estos medios patronales.

 

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