Confesiones de Jordi Pujol sobre su principal referente nacionalista

Jordi Pujol.
Jordi Pujol.

Durante los años de colaboración de Convergència i Unió con los Gobiernos de Felipe González y José María Aznar, Jordi Pujol recibió numerosos elogios por su papel de “hombre de Estado” facilitando la gobernabilidad de España en las Cortes Generales.

El presidente de la Generalitat de Cataluña llegó a ser elegido “Español del año”por ABC y en 1984, y recurrentemente se le comparó con otro político nacionalista catalán que se implicó en dar estabilidad a la política nacional: Francesc Cambó, cofundador y líder la Lliga Regionalista, que fue ministro de Fomento y de Hacienda entre los años 1918 y 1922. La visión de una Cataluña con identidad propia pero dentro de España, participando en la toma de decisiones en las instituciones nacionales, facilitaron esa comparación entre Pujol y Cambó.

Sin embargo, tal y como ha comprobado El Chivato, ahora Jordi Pujol relega a un tercer puesto a Cambó en su lista personal de figuras políticas a las que considera sus referentes. Así lo comentó en una cena a la que acudió este verano con un grupo de conocidos, algunos de ellos políticos retirados. Esas reflexiones han quedado plasmadas en el blog de la Associació Serviol en el que difunde periódicamente sus comentarios.

Para el “ex molt honorable” -que renunció a sus prerrogativas de ex president tras conocerse que había ocultado a Hacienda dinero en Suiza-, su referente principal ha sido y es Enric Prat de la Riba, primer presidente de la Mancomunidad de Cataluña y considerado por muchos el padre del nacionalismo catalán. Destaca de él que puso las bases doctrinales del catalanismo, que creó un partido político y fue un hombre de gobierno que supo combinar el pragmatismo y el idealismo.

Por contra, explica que “Cambó ganó mi respeto, mi admiración y mi reconocimiento, pero no fue mi referente principal”: de hecho, ni siquiera fue el segundo. Pujol pone por delante en su lista de inspiradores políticos -al menos así lo asegura ahora- a Francesc Macià.

Esta alusión no es baladí. Tiene una lectura política y más a las puertas de un choque entre la Generalitat y el Estado por el referéndum del 1-O: si Cambó participó en la política nacional a través de las instituciones y apostó por un encaje distinto de Cataluña dentro de España, Macià optó por la vía de la insurrección para tratar de declarar la independencia.

En el currículum de este dirigente de ERC destaca el fracaso de la invasión militar desde Francia por Prats del Molló en 1926. El 14 de abril de 1931 salió al balcón del Palau de la Generalitat, en la plaza de Sant Jaume de Barcelona, para proclamar “la República Catalana como Estado integrado en la Federación Ibérica”.

¿Y qué admira Jordi Pujol de Francesc Macià? Que, más allá de la teoría política, fuera capaz de despertar el sentimiento de muchos catalanes y convertirse en líder de multitudes: “No con argumentos demagógicos, ni con eso de “levantémonos e id” sino pagando con su propia persona”.

 

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