Por qué Fraga no designó a Marcelino Oreja presidente del PP, y pensó en Tocino y luego eligió a Aznar

Unas elecciones europeas cambiaron la trayectoria del PP. La historia se remonta al año 1989, cuando Fraga retomó la dirección de su partido para intentar salvar la debacle producida con Hernández Mancha.

El ‘patrón’ llegó a la conclusión de que al partido había que darle aires nuevos, y pensó colocar en la presidencia a Marcelino Oreja, quince más joven y uno de sus hombres de confianza, que había trabajado para ubicar a los ‘populares’ en los ámbitos de la democracia cristiana europea.

Fraga decidió poner a prueba la capacidad de Oreja como líder, y eligió para ello las elecciones al Parlamento Europeo. Celebradas el 15 de junio de 1989, Oreja no aprobó el examen: el PP obtuvo 3,3 millones de votos, mientras que el PSOE, con Fernando Morán, logró 6,2 millones de apoyos. Una paliza electoral.

Con estos resultados, Fraga concluyó que Marcelino Oreja no podía ser el líder capaz de derrotar a los socialistas en las urnas.

Fue entonces cuando Fraga pensó en Isabel Tocino para presidir el PP: era mujer y aún más joven que Oreja. Así se podría renovar la imagen de los ‘populares’.

Tocino lideró  el PP oficiosamente durante aquel verano de 1989 hasta que, tras la famosa visita a Perbes, el designado fue José María Aznar, candidato a presidente del Gobierno en las elecciones de ese mismo año.

 La opción de Marcelino y el por qué de su descarte está detallado en el libro ‘Manuel Fraga Iribarne y su tiempo’, de Manuel Penella Heller, que acaba de salir a los quioscos.

 

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