“¿Llegas tarde a trabajar? No pasa nada. Si es por la independencia...”

Entrevista de trabajo.
Entrevista de trabajo.

Los principales accesos viarios a Cataluña llevan días sufriendo bloqueos protagonizados por los Comités en Defensa de la República (CDR). Estos grupos, convocados a través de Internet y en su mayoría de la órbita antisistema, se han reactivado tras la detención de Carles Puigdemont.

Estos cortes en las carreteras, que suelen producirse a primera hora de la mañana, están provocando que cientos de trabajadores lleguen más de dos horas tarde a sus centros de trabajo. Un día tras otro. Algunos aseguran que acumulan ya diez jornadas consecutivas de retrasos.

Sin embargo, según le ha llegado a El Chivato, la tolerancia de sus jefes, alineados con las tesis independentistas, es total.

La siguiente escena se vivió hace sólo unos días en una empresa catalana del sector sanitario. La empleada de una clínica privada telefoneó a su superior para comunicarle un retraso debido a un corte en la autovía A2 dirección Barcelona, donde se estaba produciendo, además, la quema de neumáticos.

La respuesta que recibió de su jefe le dejó perpleja: “No pasa nada si llegas tarde. Si es por la independencia...”, le trasladó. La trabajadora echó en falta algunas palabras de solidaridad por el contratiempo en la carretera. No se escucharon.

Pero lo más llamativo del caso es que, según le explican a El Chivato, esta clínica es especialmente estricta con los horarios en otras circunstancias. Los interrogatorios por retrasos de minutos y la presentación de varios certificados para justificar la ausencia por un tiempo prolongado en el puesto suelen ser habituales.

No es el único caso de este tipo que ha llegado a oídos de El Chivato en los últimos días. Otro afecta a un trabajador de una gran industria en Tarragona. La cercanía con otra localidad limítrofe en Castellón le ha llevado a establecer su domicilio fuera de Cataluña, desde el que se desplaza cada día a su puesto.

En su caso, las últimas semanas están siendo también especialmente difíciles por las continuas huelgas y piquetes presentes en los accesos a Cataluña. Le están provocando serias dificultades para poder llegar a la fábrica.

El empleado, catalán de nacimiento y que nunca ha vivido fuera de la región, tiene esposa e hijos. Ha trasladado a su superior que “no aguanta más” esta tensión.

 

Pero su situación es diferente: por cuestiones laborales, su puesto le impide pedir el traslado a otra comunidad. No obstante, la respuesta que ha recibido de su jefe ha sido clara: “Esto lo que hay...”. Ni un gesto tampoco de compasión con su “calvario diario”.

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