Moix, de investigar Lezo a ocuparse de las cestas de Navidad
En mayo del año pasado, Manuel Moix dimitió como fiscal jefe anticorrupción. Lo hizo por dos motivos: su cercanía con Ignacio González, imputado en el caso Lezo, y el asunto de la sociedad offshore en Panamá. Fue sustituido por Alejandro Luzón dos meses después.
Fiscal de carrera, Moix no llegó a plantearse abandonar la profesión, sino que volvió al Ministerio Público en el Tribunal Supremo, de donde provenía.
En su momento, pudo elegir destino, y comunicar a sus superiores qué Sala consideraba más conveniente o más adecuada a sus gustos.
Moix no quería ocuparse de asuntos penales por razones de discreción: después de estar en el foco mediático por el caso de la empresa familiar, no le pareció adecuado dedicarse a esas materias.
Se interesó por la Sala de lo Contencioso-Administrativo, adonde se elevan casos menos mediáticos. Se trata de una rama del Derecho le atrae de forma especial, pero no había plazas vacantes.
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Finalmente, terminó eligiendo la Sala de lo Social, menos comprometida todavía. Le cuentan a El Chivato que Moix se aburre soberanamente en su actual destino, cosa lógica si se tiene en cuenta que su vida profesional ha dado un importante cambio: ha pasado, de investigar el caso Lezo, a asuntos como las denuncias por las cestas de Navidad de las empresas.