Cuando a Podemos sí le parecía bien “politizar el dolor”

Pablo Iglesias, en el acto con círculos de Podemos en octubre de 2016.
Pablo Iglesias, en el acto con círculos de Podemos en octubre de 2016.

La desaparición del niño Gabriel Cruz en Almería y el fatal desenlace del caso, al ser encontrado muerto, han despertado una ola de solidaridad e indignación en toda España que de nuevo vuelve a poner el foco en el debate sobre la prisión permanente revisable.

Podemos se opone a propuestas para endurecer el Código Penal porque considera que ya es suficientemente duro. En este caso, como ya ocurrió cuando apareció muerta Diana Quer en Galicia, el partido de Iglesias se ha opuesto a lo que consideran “legislar en caliente” o un Código Penal “vengativo”.

Íñigo Errejón lo verbalizó hace unos días en Twitter:

-- “Frente a los intentos de politizar el dolor me quedo con la frase de la madre de Gabriel: ‘No se extienda la rabia, que queden las buenas personas, las buenas acciones y la imagen de Gabriel’”.

Esa expresión, “politizar el dolor”, no es nueva en Podemos. Lo llamativo es que, tal y como ha podido comprobar El Chivato, hace tiempo el partido morado sí veía esta opción como una estrategia a seguir. Y lo declaró públicamente.

Era octubre de 2016, los barones del PSOE acababan de conseguir la defenestración de Pedro Sánchez y se despejaba el escenario para que Mariano Rajoy volviera a ser investido presidente. Podemos se quedaba como la gran oposición parlamentaria al PP y Pablo Iglesias reunió en Madrid a representantes de los círculos de Podemos.

Iglesias reivindicó entonces su estrategia de “cavar trincheras en la sociedad civil”, frente a la idea de Íñigo Errejón de abrirse a nuevos sectores sociales. Y añadió: “Debemos politizar el dolor, que el dolor se convierta en propuestas para cambiar la realidad”. Se refería al dolor de los más castigados por la crisis, los parados, los desahuciados, que se movilizaban en las calles y a los que no quería dejar de lado por centrarse en el trabajo parlamentario.

El propio Íñigo Errejón habló de ese mismo concepto incluso antes de la presentación pública de Podemos, cuando era sólo un investigador de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid.

“Magnífica campaña de los compas de @juventudsin [Juventud sin Futuro, movimiento de protesta por el exilio laboral de miles de jóvenes] para politizar un dolor hasta ahora invisible o privado”, escribió Errejón en Twitter en febrero de 2013. Dos meses después volvió a apostar por “politizar los dolores privados, enmarcarlos en un relato que, sobre un terreno social e ideológico fragmentado, los articule en voluntad de poder”.

 



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