El ajetreado día a día de Amancio Ortega en su despacho de Arteixo

Como todos los meses de enero, el ranking mundial de multimillonarios elaborado por Bloomberg se actualiza para reflejar las ganancias obtenidas en el pasado ejercicio.

En 2013, Bill Gates recuperó el primer puesto de la lista, arrebatándoselo a Carlos Slim. En tercer lugar le sigue, cada vez más de cerca, el gallego Amancio Ortega, propietario del imperio textil Inditex. En 2013 su patrimonio creció en 6.500 millones de euros, unos 48.565 millones en total.       

Según ha sabido El Chivato de personas que trabajan directamente para él, y que tienen acceso a su agenda de trabajo, el día a día habitual de Amancio Ortega parece ajeno a cualquier ostentosidad. Mantiene una estricta disciplina de trabajo jornada tras jornada.

Tal y como explican quienes le ven a diario, el magnate gallego llega a primera hora a trabajar a bordo de un coche con chófer. Allí, en sudespacho de Arteixo–coronado por un gran óleo de su hija pequeña a lomos de un caballo-, mantiene reuniones con diversos equipos, que le mantienen al tanto de la actualidad de la empresa. 

Por la tarde, le cuentan a El Chivato, se dedica a los números: se reúne en persona con parte del equipo que la consultora internacional Deloitte mantiene permanentemente en la sede de Inditex. En estos encuentros suele acompañarle siempre Pablo Isla.

Parte de los 7.000 empleados que la firma tiene en sus oficinas de Arteixo (A Coruña) almuerzan diariamente en el comedor de la empresa. Pues bien. Amancio Ortega comparte comedor con ellos. Lo hace en una mesa alargada–siempre la misma-, que él preside, y donde se acompaña de su directiva. 

Pero nada de zonas exclusivas. Ni reservados. A su lado, Pablo Isla. No hay mantel, ni servilletas de tela. La mesa es igual que la del resto de empleados. El menú, también.

Le cuentan a El Chivato que “casi siempre” el empresario suele optar por un almuerzo muy ligero, a base de pescado, que le sirve directamente el personal del comedor. En otras ocasiones incluso prescinde de la comida. Pero no deja de bajar al comedor. Se sienta, cruza los brazos y departe con el resto de directivos mientras estos almuerzan. 

Quienes trabajan próximos a él explican que tampoco se le ven alardes en cuanto a la ropa. El máximo empresario del textil mundial suele vestir sin chaqueta, con un pantalón gris marengo y una camisa a medida. 

Aquí está la única nota singular que se puede extraer de su modo de vida. Tiene que ver efectivamente con la camisa. Según cuentan personas de su entorno, Amancio Ortega estrena una todos los días. Siempre cortada por el mismo patrón. Este es, dicen en Arteixo, el único ‘derroche’ que se le conoce.

 

 

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