Ana Botín, Podemos y Matías Rodríguez Inciarte

Ana Botín.
Ana Botín

El consejo de administración del Santander acordó por sorpresa este martes renunciar al fichaje de Andrea Orcel como consejero delegado del banco. La explicación oficial es que la entidad no está dispuesta a asumir el alto coste de su contratación (un bonus de 55 millones de euros), que calificó de “completamente inaceptable”.

Una marcha atrás que ha provocado gran perplejidad en buena parte del sector bancario. Algunos analistas han llegado a calificar la versión ofrecida por el Santander como “inverosímil”. ¿Por qué Ana Botín no ha querido pagar los 55 millones a Orcel tras romper las negociaciones con UBS? Es la pregunta que se hacen estos días en círculos financieros de alto nivel.

El Chivato ha podido escuchar a destacados ejecutivos bancarios del país realizar la siguiente afirmación, no sin cierta maldad, sobre la sonada rectificación protagonizada por el Santander: “Definitivamente, Ana Botín se ha dejado contagiar por Podemos”.

Algunos de ellos apuntan que el Santander ha cambiado de opinión sobre el fichaje de Orcel debido, en parte, al cambio político en España. El PSOE gobierna, desde hace siete meses, con un gran protagonismo de Podemos.

A su vez, recuerdan que “el dinero para pagar a directivos nunca ha sido un problema para el Santander”. Citan dos ejemplos recientes, uno de ellos de hace apenas un año. A principios de 2018, Ana Botín abonó 48 millones de euros al vicepresidente, Matías Rodríguez Inciarte, después de aprobar la salida de uno de los últimos hombres de máxima confianza de su padre, Emilio Botín.

Por otro lado, la presidenta decidió sustituir al consejero delegado Javier Marín, nada más hacerse con el mando del banco. Le abonó una indemnización de casi 20 millones por los apenas quince meses que estuvo en el cargo tras relevar a Alfredo Sáenz…

Pero las cosas han cambiado. Tras la reciente sentencia por el impuesto de las hipotecas, la animadversión hacia la banca ha aumentado considerablemente. El Santander también ha valorado las consecuencias de este pago ante los futuros despidos por la absorción del Popular y a su posible utilización por los partidos de izquierda.

Por ello, según ha escuchado El Chivato en ambientes financieros de alto nivel, hay consenso entre los principales banqueros del país en que hubiera resultado embarazoso para Botín que el Santander abonase el dinero que Orcel iba a perder al abandonar UBS. Pero no dudan en calificar la renuncia de “completamente populista”.

 

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