Así mataban perros y gatos los militares españoles en el Líbano
“Hace seis años el capitán […] perteneciente a la Bripac, en la misión del Líbano, metió a unos gatos en el cubo de la basura y formó a su compañía para que los vieran morir. La semana pasada fue condenado a 4 años de cárcel por abusar de sus subordinados y matar animales, ya está en la prisión de Alcalá-Meco. Tardarán en caer, pero al final caerán todos. Ni olvidamos ni perdonamos”.
Este texto se publicó hace unos días en el canal de Telegram de ‘Ciudadanos de Uniforme’, que recoge quejas y denuncias sobre irregularidades y abusos de mandos de unidades militares.
El caso se remonta a 2016, cuando el diario Público desveló que los servicios jurídicos militares estaban estudiando la actuación de este capitán, que habría cazado a unos gatos que los soldados alimentaban en la base ‘Miguel de Cervantes’ y los habría dejado morir en un cubo para dar un escarmiento, porque los soldados tenían prohibido cuidar animales.
El Chivato ha podido recabar los testimonios de varios militares, tanto soldados como cabos y oficiales, que estuvieron destinados en Líbano hace años y que conocen el problema que suponían entonces la presencia de ciertos animales, perros y gatos sobre todo.
En el caso de los perros, los que rondaban por la base eran bastante peligrosos. Hubo casos de militares que salían a correr por las cercanías, y se veían atacados por perros salvajes, que les llegaban a morder.
Ante ello, los mandos ordenaban a los veterinarios que acabaran con los perros que entraban o se movían cerca de la base española. Disparaban dardos tranquilizantes a los perros que veían, los capturaban y les practicaban una eutanasia.
Lo mismo sucedía con los gatos. “Eran una plaga” y generaban problemas con garrapatas, recuerdan militares que estuvieron destinados en la misión de la ONU en el sur de Líbano en la que participa España desde 2006.
Se trataba de un problema cíclico. Cada cierto tiempo, los mandos cursaban la orden de acabar con los gatos por los problemas de parásitos que provocaban.
La prohibición de tener mascotas era tajante, pero aun así, era y es habitual que en algunos acuartelamientos, también en misiones en el extranjero, se incumpla y en ciertas unidades algunos grupos de militares tengan perros, gatos, tortugas, hasta lagartos y camaleones. Precisamente en Líbano, un grupo de legionarios crió una cabra, su mascota tradicional, a la que pusieron por nombre ‘Luis’.
Sobre el capitán condenado, apuntan que era un oficial de trato difícil pero muy recto, que “metía caña”. Cuando detectó que soldados de Transmisiones de la Brigada Paracaidista tenían guardados unos gatos, a los que cuidaban, ordenó formar a todos para echarles un rapapolvo por incumplir las órdenes de no alimentar y cuidar animales.
Aseguran también que en realidad los gatos no murieron de calor, metidos en el cubo, sino que ya entraron muertos. No fue el capitán quien los mató, sino otros militares, por orden suya. En todo caso, el asunto ha terminado en condena de cárcel para el oficial, según ha difundido ‘Ciudadanos de Uniforme’.
