Cada vez más escáneres con rayos X en edificios oficiales tras la fiebre de las balas y las cartas
Poco se sabe sobre los autores de las amenazas que los políticos recibieron durante la campaña de las elecciones madrileñas, el pasado mes de mayo. Un sobre con balas llegó al vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias, el mismo día que otro de iguales características se recibió en el edificio de la Guardia Civil, para la directora, María Gámez. Y un tercero lo recibió el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
La recepción de estas tres misivas con munición en el interior provocó escándalo en la opinión pública y gran revuelo dentro de las Fuerzas de Seguridad, así como en Correos. Los controles policiales, lo mismo que los controles de la compañía de paquetería fallaron, y esto generó cierta inseguridad en los servicios públicos.
Correos admitió que habían fallado sus escáneres, pero no fue la única barrera que no funcionó. Las cartas llegaron hasta los propios despachos de los personajes a los que iban dirigidos sin que nadie detectara el metal del interior. Lo mismo sucedió, días más tarde, con una misiva que abrió la secretaria de la ministra Reyes Maroto. Lo que ocurre es que de esta última sí se supo quién era el remitente y nada tenía que ver con una amenaza, como contó Confidencial Digital.
Los avances policiales para conocer quién fue el autor de los envíos son absolutamente nulos. Tampoco se conoce quién, desde Cataluña, quiso amenazar a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, con un paquete que sí fue interceptado por los Mossos d’Esquadra.
Desde entonces muchos edificios oficiales están incrementando sus controles de acceso, según ha podido constatar El Chivato, como consecuencia de la ‘fiebre’ de las balas en las cartas. El último en unirse a la lista ha sido el edificio de la Escuela Judicial. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha destinado una partida de 25.000 euros para instalar un equipo de rayos-X en la entrada de la sede de Barcelona.
