El café del Congreso ya no cuesta 70 céntimos

La cafetería del Congreso de los diputados tiene fama de ser una de las más baratas de la capital. En ella solo pueden entrar unos privilegiados: parlamentarios, periodistas y algún invitado que haya sido citado para reunirse con algún político. Materialmente no es gran cosa: unas mesas de color blanco, una cristalera por la que entra luz abundante, y una barra donde los camareros reconocen perfectamente los rostros que les piden.

Algún presidente de gobierno hizo famoso el lugar, al errar en televisión sobre el precio del café que pagaba cualquier ciudadano en la calle, porque, al parecer, tomó como referencia la cafetería del Congreso. “Unos 80 céntimos” respondió José Luis Rodríguez Zapatero, a un invitado del programa ‘Tengo una pregunta para usted’ que emitió TVE en 2007. En ese momento, en cualquier cafetería madrileña un café no bajaba de 1,20 euros.

Durante años, el servicio del Congreso ha ofrecido la taza por 73 céntimos de euro, mientras el precio fuera de la Cámara Baja se iba incrementando más y más con el paso del tiempo. Hasta ahora.

Según ha podido saber El Chivato, con el nuevo curso, el café en el hemiciclo se ha encarecido. No mucho, pero algo sí. El motivo tiene que ver con la llegada de una nueva empresa que gestiona el servicio de restauración.

Tal y como contó Confidencial Digital hace ocho meses, el Congreso estaba buscando una compañía para explotar el servicio de cafetería durante un máximo de cuatro años. El valor del contrato era de unos 6 millones de euros.

Fuentes del Congreso le cuentan a El Chivato que la nueva adjudicataria ha ordenado un aumento de los precios de algunos productos, aunque también ha aplicado una rebaja en otros conceptos. En concreto, la subida del café ha sido real, aunque prácticamente simbólica. Ahora se cobrará 83 céntimos. Con toda probabilidad, los diputados podrán hacer frente a esa subida.