Defensa homenajea al general antifranquista que inventó el traje espacial
La “Memoria Histórica” sobre la Guerra Civil y el franquismo lleva tiempo provocando más de un quebradero de cabeza al Ministerio de Defensa. El equilibrio entre recordar la Historia y “ensalzar” a mandos militares “franquistas”, empezando por el propio Francisco Franco, es difícil de mantener, y periódicamente se originan polémicas por este asunto.
Mientras se retiran o se congelan símbolos, efemérides y homenajes a batallas, sucesos y militares franquistas, Defensa está rescatando del olvido y rehabilitando a miembros de las Fuerzas Armadas que lucharon en la Guerra Civil en el bando del gobierno de la Segunda República.
El Chivato ha podido comprobar que la Secretaría General Técnica del departamento que dirige Margarita Robles ha editado recientemente una biografía con el título “Emilio Herrera Linares. Ingeniero militar, aviador y científico inventor”, escrita por Emilio Atienza Rivero.
En la descripción del libro se define a Emilio Herrera como “actor y protagonista de excepción en los avatares y evolución de la aeronáutica española en toda la primera mitad de nuestro siglo. Ingeniero militar desde 1901, actuaría durante tres décadas como tal, a la vez que aerostero, piloto de dirigibles y de aeroplanos”.
Defensa también destaca de Herrera que “su fidelidad al gobierno legítimo de la República le arrastró al exilio […] Desde 1939 y hasta su muerte, viviría en París, siendo designado primero Ministro de Asuntos Militares y más tarde Presidente del Gobierno en el exilio, lo que resultó paradójico para quien fue un liberal, conservador y de profundas convicciones religiosas”.
Emilio Herrera fue una figura compleja, difícil de clasificar en los bandos de su época. Era católico, conservador y monárquico, y de hecho acompañó al rey Alfonso XIII cuando se exilió en 1931. Pero volvió a España y juró lealtad al nuevo régimen republicano.
Al producirse la sublevación militar de julio de 1936, se mantuvo fiel al gobierno de la República. Manuel Azaña y Juan Negrín firmaron en 1938 el decreto de ascenso de Emilio Herrera al empleo de general.
Terminó exiliándose al final de la guerra, primero en Chile y después en Francia, donde formó parte de los gobiernos de la República en el exilio. Murió en Ginebra en 1967.
Más que por su posición política, Emilio Herrera fue conocido por su trabajo en investigación aeronáutica, como ingeniero militar. Viajó en globo en 1905, fue el primer hombre en atravesar el Estrecho de Gibraltar volando, estudió la atmósfera y la luz, y fue un pionero de los viajes espaciales.
En 1932 presentó un proyecto para un viaje tripulado a la Luna -como el que finalmente realizó Estados Unidos en 1969-, pero sobre todo destacó porque en 1934 diseñó un traje pensado para vuelos en globo aerostático por la atmósfera, que aislase al piloto del frío y la presión, le proporcionase oxígeno y le permitiese la movilidad.
Fue, por tanto, el primer traje espacial, confeccionado por capas de lana, caucho, tela con cables de acero y plata, y una escafandra.
Defensa impulsa con ese libro el conocimiento de la figura de Emilio Herrera Linares, al que también ha propuesto homenajear Podemos, que presentó en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley para cambiar el nombre del salón de actos de la Escuela de Técnicas Aeronáuticas (ESTAER) del Ejército del Aire.
Ese salón llevaba los nombres del capitán Manuel Barreiro Álvarez y del teniente Julio Ríos Angüeso, los primeros laureados de la aviación militar española, que Podemos propuso borrar por haber apoyado la sublevación militar de julio de 1936, y en lugar darle el nombre de Emilio Herrera Linares. La proposición fue aprobada por la mayoría de la Comisión de Defensa del Congreso.
