La emotiva despedida de su capitán al legionario caído

Funeral por el legionario Alejandro Jiménez Cruz.
Funeral por el legionario Alejandro Jiménez Cruz.

La Legión perdió hace unos días a uno de sus efectivos. Alejandro Jiménez Cruz, caballero legionario de 22 años del Tercio 3º “Don Juan de Austria”, murió durante unas maniobras en Agost (Alicante), al recibir una bala de rebote que le entró por un resquicio del chaleco en la axila.

Esta muerte accidental provocó la consternación entre sus compañeros de compañía, de tercio y de la Legión, que le rindieron homenaje en la base almeriense de Viator.

El Chivato ha podido saber, además, que el capitán de la 6ª Compañía del Tercio 3º, a la que pertenecía Alejandro Jiménez Cruz, ha escrito un texto de despedida y recuerdo para el soldado de su compañía caído en servicio.

El texto de esta carta ha despertado la emoción de muchos legionarios, en activo y en la reserva, de la base y oficiales. El capitán habla al fallecido como si, al morir, hubiera subido a “la cantina legionaria que tienen nuestros caídos en el más allá, donde cantan canciones legionarias, beben leche de pantera y ríen más allá del toque de silencio”.

A los miembros de esa familia legionaria “se les ha unido un nuevo hermano, el más chorbo de los más de 10.000 legionarios caídos que cada tarde abarrotan esa cantina para celebrar la alegría de servir en las filas de La Legión”.

El capitán se refiere al general José Millán Astray, ‘padre’ de la Legión: “Tras presentar tus respetos al Fundador (lo reconocerás porque es el hombre cascado, cojo, tuerto y manco que sale a recibirte a la puerta para darte la bienvenida) y saludarle como él nos enseñó, únete a esos legionarios que te esperan en la cantina”.

Allí, en esa “cantina legionaria en el cielo”, “los muertos de cada guerra en la que ha participado La Legión se pavonean de las acciones en las que cayeron, mostrando sus cicatrices en auténticos duelos de chulería legionaria en los que siempre impera la camaradería”: a esos muertos se les ha unido el caballero legionario Alejandro Jiménez Cruz, “que si bien tiene un corto expediente militar, ha dejado un gran dolor a todos los que tuvimos el honor de servir contigo”.

A él, al legionario caído, le anima a unirse a los otros fallecidos: “Brinda con ellos, canta las antiguas canciones legionarias y enséñales las nuevas, muéstrales cómo se comporta un legionario de la 6ª Compañía y no tengas dudas de que tu cicatriz es tan admirable como las de los que ya jalean tu nombre para que entres. Porque como tú decías, ‘el pecho es para las balas’, y allí se lo podrás contar a todos mientras te ganas el respeto y admiración que ya tienes de los que has dejado en la otra Legión, la terrenal”.

Y va acabando: “Cuando termine ésta, tu primera noche, y los que te rodean no puedan más, roncos y ebrios de celebrar tu llegada, cuando los ‘flojos’ se hayan marchado ya a la tienda a descansar, mira a los que te recordamos aquí abajo y tómate la última a nuestra salud. Tal vez consigas cerrar un poco las heridas y el dolor que nos ha dejado tu marcha. Caballero Legionario Alejandro Jiménez Cruz, nos volveremos a ver, y cuando lo hagamos, espero poder entrar contigo a esa cantina habiéndome ganado el derecho a hacerlo. Hasta entonces, cuida de nosotros, nosotros cuidaremos de tu Legión y de tu amada 6ª Compañía”.

 

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