El error del JEMAD cuando intentó expedientar a uno de los firmantes del manifiesto en defensa de Franco

Sede del Ministerio de Defensa.
Sede del Ministerio de Defensa.

La sucesión de cartas firmadas por militares retirados y dirigidas al rey con críticas a las políticas que está llevando a cabo el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos ha vuelto a colocar en el foco de la actualidad el régimen disciplinario de las Fuerzas Armadas.

Los firmantes de esas cartas, así como los participantes en un grupo de WhatsApp de la XIXª Promoción de la Academia General del Aire, son militares ya retirados. Por eso no se les puede abrir ahora un expediente disciplinario, aunque el Ministerio de Defensa ha denunciado los mensajes de ese chat ante la Fiscalía.

Esa división entre militares en activo y militares retirados marcó también la actuación del Ministerio de Defensa ante el manifiesto que decenas de ex altos mandos firmaron en agosto de 2018 para defender la figura de Franco ante la exhumación de sus restos mortales.

Defensa sancionó a cuatro militares que sí estaban en activo, y por lo tanto habrían incumplido el deber de neutralidad que se les exige. El Chivato ha podido saber, sin embargo, que hubo también al menos un militar de la lista de firmantes que fue llamado a declarar a pesar de que ya no estaba en situación de activo.

Ahora, con motivo de una polémica similar con estas cartas críticas con el Gobierno de Pedro Sánchez, este militar ha querido que se conozca su caso.

Se trata de Adrián Pulido Vinagre, un comandante del Ejército de Tierra, del Arma de Artillería, que cuando firmó el manifiesto tenía menos de 65 años. No estaba retirado pero se encontraba en situación de “reserva transitoria”. Se trata de una situación especial, que contempla un real decreto aprobado por el Gobierno de Felipe González en 1985 para amortizar de forma progresiva los excedentes de plantillas del Ejército de Tierra que no podían ser absorbidos por la evolución natural de los escalafones.

El artículo 3.1 de dicho decreto establece que “el pase a la situación de reserva transitoria será irreversible, causando los mismos efectos que el pase a la situación de retiro o segunda reserva, en su caso, excepto en las condiciones económicas”.

El comandante en cuestión entendía que al estar en reserva transitoria ya no se le podía aplicar el régimen disciplinario de las Fuerzas Armadas. Por eso se llevó una gran sorpresa cuando, semanas después de firmar el manifiesto que ponía en valor a Franco como “soldado de España”, recibió una citación en la que se le emplazaba a comparecer en el Ministerio de Defensa, en el Paseo de la Castellana de Madrid.

El oficio iba firmado por el instructor nombrado por Margarita Robles para investigar el asunto del manifiesto: ni más ni menos que Miguel Ángel Villarroya, entonces teniente general y jefe del gabinete técnico de la ministra, y ahora general del Aire y Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD).

 

El comandante no tuvo más remedio que acudir a la citación. Ante Miguel Ángel Villarroya y un comandante de la Guardia Civil que actuaba como secretario, insistió varias veces en que él, aunque no estaba oficialmente retirado, tampoco estaba ya sujeto al régimen disciplinario militar.

Conforme el decreto citado, a los tres años de pasar a la reserva transitoria este comandante había recuperado los derechos a los que renunció voluntariamente al incorporarse a la vida militar, como los relativos a la libertad de opinión. Así se lo explicó al ahora JEMAD, remarcando que no sabía por qué le habían llamado a declarar si él no podía ser sancionado disciplinariamente por firmar un manifiesto.

Tras declarar aquel día, pasaron los meses sin que el comandante supiera nada del procedimiento. Envió escritos al Ministerio de Defensa, y finalmente le comunicaron que la información previa en su caso había terminado sin declaración de responsabilidad, es decir, sin sanción alguna.

Este militar en reserva transitoria no quedó satisfecho con esa respuesta, y pidió por carta al ministerio recibir una disculpa, y una compensación económica por los perjuicios que se le habían causado al citarle a declarar en este caso y tenerle sin saber nada del asunto durante meses. Esta reclamación no ha sido contestada hasta la fecha.

El comandante sólo se explica el error con que alguien, en alguna oficina del Ministerio de Defensa, buscó los datos de todos los firmantes del manifiesto e hizo un corte por la edad, en 65 años: con esa edad o más, se dijo, ya habrían pasado a situación de retiro, y por debajo estarían en activo o en la reserva, por lo que podían ser sancionados. La excepción era la del comandante Pulido.

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