Feijóo eligió para verse con Abascal el mismo hotel que utilizaba Rajoy para entrevistas secretas
Alberto Núñez Feijóo ha mantenido su primera reunión como presidente del PP con el líder de Vox, Santiago Abascal. Tal y como avanzó este miércoles La Sexta y confirmaron ambas formaciones, la cita se produjo el jueves de la semana pasada, no fue publicitada por ninguno de los dos partidos y estuvo enmarcada “en la normalidad de que dos líderes políticos que no se conocen se reúnan y tomen contacto”.
En el PSOE han ironizado sobre la “clandestinidad” de la reunión, “como si estuviésemos ante una foto de Colón de incógnito”.
Según ha podido escuchar El Chivato a dirigentes del PP, Feijóo eligió para la reunión secreta con Abascal el mismo hotel que utilizaba Mariano Rajoy durante su mandato para encuentros reservados, que siempre eran escenarios “no oficiales”.
Es decir, no se celebraban ni en la sede del PP en la calle Génova ni, por supuesto, en el Congreso de los Diputados, por lo que la cita no había trascendido hasta ahora. Entre esos lugares discretos se encuentra algún hotel de Madrid menos conocido, e incluso menos céntrico.
Uno de ellos es el “Eurostars Madrid Tower”, situado al final de la Castellana, en el número 259, en una de las cuatro torres que se construyeron sobre lo que fue la Ciudad Deportiva del Real Madrid.
Ocupa las primeras 31 plantas de la Torre SyV, de 236 metros de altura. El establecimiento se presenta así: “Nacido para clientes que aman lo exclusivo. El lujo y la altura nos hacen únicos”.
Según le ha llegado a El Chivato, Feijóo y Abascal escogieron para su reunión secreta en el Eurostars Madrid Tower la “suite presidencial” del hotel.
Hay que recordar que, por la configuración del tráfico en la zona, y la existencia de accesos bajo superficie, las entradas y salidas pueden ser especialmente discretas y fuera de la vista del público.
En ese mismo hotel, tal y cómo desveló entonces ECD, mantuvieron contactos secretos Mariano Rajoy y Albert Rivera para intentar llegar a un acuerdo final sobre la formación de un nuevo Gobierno en 2016 tras la repetición de las elecciones generales, que evitase el riesgo de tener que celebrar comicios por tercera vez.
En aquel momento esa discreción máxima tenía como objeto evitar filtraciones, pero sobre todo no tensionar el diálogo por culpa de informaciones previas que aparecieran en la prensa.
