La odisea de dos jóvenes que se empeñaron en ser los primeros en velar a Adolfo Suárez

Adrián Boullosa y Nacho González, mientras eran entrevistados por laSexta en la cola del Congreso.
Adrián Boullosa y Nacho González, mientras eran entrevistados por laSexta en la cola del Congreso.

Miles de personas pasaron durante un día entero por el Congreso de los Diputados para dar el último adiós al ex presidente Adolfo Suárez. Entre toda la multitud que ha desfilado por el salón de los pasos perdidos del Congreso destaca la historia de Nacho González y de Adrián Boullosa.

Estos dos jóvenes de Madrid , de 23 años de edad, acaban de licenciarse en Periodismo y fueron, efectivamente, los primeros que entraron a la capilla ardiente cuando se abrió para el público a las 12:30 del lunes.

Según relatan ellos mismos a El Chivato, para ello debieron llegar a la Carrera de San Jerónimo a las cinco de la mañana. “Salimos de casa a las tres y pico, ese día ni dormimos”, explica Nacho González. Durante el trayecto en el autobús nocturno por las calles de Madrid no las tenían todas consigo: pensaban que ya habría gente haciendo cola.

Sin embargo, al llegar se sorprendieron al comprobar que no había nadie. De hecho, ni siquiera se habían colocado las vallas para formar la hilera de personas que querían pasar por la capilla. Le preguntaron a un policía dónde comenzaba la fila. La respuesta del agente expresó su estupor por la hora tan temprana: “Estáis locos”.

Después de desayunar, se colocaron donde les indicaron los policías y fueron ‘recibiendo’ a las personas que iban llegando. Los operarios ultimaban los detalles de la ceremonia. El interés de estos dos jóvenes periodistas obedece a la admiración que sienten hacia la figura de Adolfo Suárez, nacida de forma un tanto singular.

Antes de llegar a la universidad ya sentían interés hacia la trayectoria del primer presidente de la democracia. En primero de Periodismo (2008-2009), el profesor de Documentación Informativa les encargó un trabajo de tema libre. Ellos eligieron el golpe de estado del 23-F.

Los dos estudiantes entrevistaron a su profesor de Historia, Juan Francisco Fuentes Aragonés, que se quedó asombrado de la pasión de los dos estudiantes por esa época de la Historia de España. Consiguieron recabar el testimonio y la opinión de numerosos políticos: diputados como Rosa Díez, Gaspar Llamazares y Rafael Simancas; el entonces líder de la oposición, Mariano Rajoy; el presidente del Congreso, José Bono...

También entrevistaron a dos de los dirigentes que vivieron el 23-F en el hemiciclo del Palacio de las Cortes: Manuel Fraga, que los recibió en su despacho, y Santiago Carrillo, al que entrevistaron a través de su mujer por encontrarse enfermo. Entregaron el trabajo de Documentación y dieron una clase de la asignatura de Historia sobre el material recabado. Después, no dejaron de investigar este episodio.

Sólo les quedó una espina: no poder contar con el testimonio de Adolfo Suárez, que ya se había retirado de la vida pública por la enfermedad degenerativa que padecía. Entonces fue cuando se conjuraron: cuando el ex presidente muera, seremos los primeros en darle el último adiós.

 

“No fuimos cuando murieron Fraga ni Carrillo, pero teníamos claro que cuando muriera Suárez iríamos, y ya no iríamos por nadie más”.

Cuando se abrió la capilla, los policías hicieron entrar a Adrián y a Nacho los primeros. En la puerta del Salón de los Pasos Perdidos les esperaba Adolfo Suárez Illana, que los recibió con un cariñoso abrazo mientras Nacho y Adrián le daban el pésame. El primogénito del presidente fallecido se sorprendió de que fueran tan jóvenes. Ellos le explicaron por qué admiraban a su padre y por qué habían ido tan pronto al Congreso.

Entonces, Suárez Illana les acercó al féretro (algo que no pudieron hacer el resto de ciudadanos) y les dijo que ahora sí podían despedirse de quien no habían podido entrevistar para su trabajo: “Ahí lo tenéis”.

Tras velar un minuto en silencio, se despidieron del hijo mayor del ex presidente y salieron del Congreso para atender a los medios.

Ya hemos cerrado el trabajo que teníamos abierto”, aseguran ahora estos dos apasionados de la Transición y de la figura de Adolfo Suárez: “Hemos ido a despedir a Suárez donde, en nuestra opinión, él se despidió políticamente el 23 de febrero de 1981 el día del intento de golpe de estado”.

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