Los malos ratos de la vicepresidenta Yolanda Díaz en Chamberí
Los responsables políticos tienen que afrontar en algunas ocasiones situaciones tensas en las calles, y en ocasiones reciben agresiones verbales e incluso físicas. Un caso reciente lo sufrió Emmanuel Macron: el presidente de la República francesa recibió un bofetón esta semana de un hombre cuando saludaba a un grupo de personas en Tain-l´Hermitage.
No agresiones físicas, pero sí algunas situaciones incómodas están teniendo que afrontar algunos ministros del Gobierno de España.
Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, y sobre todo vicepresidenta tercera del Gobierno, gallega de nacimiento y de crianza, ha trasladado su residencia a Madrid como consecuencia de la dedicación a la política. Y se ha afincado en un barrio bastante típico de la capital: Chamberí.
Sin embargo, su estancia allí no está siendo muy tranquila. Motivo: los vecinos le montan pequeños jaleos cuando se anima a pasear por el barrio, cosa que hace con alguna frecuencia.
Le cuentan a El Chivato que, cuando Díaz sale a caminar por la calle, es bastante habitual que sea recibida con muestras aisladas de antipatía y rechazo. La vicepresidenta tiene que escuchar quejas y recriminaciones de los vecinos, y también algún que otro abucheo.
A pesar de ello, sigue paseando, continúa su camino sin inmutarse demasiado. Eso sí, seguida discretamente, a diez o quince metros, por los dos escoltas que cuidan de su seguridad, y que hasta el momento no han tenido que intervenir.
Por cierto, que le cuentan a El Chivato que algo parecido, aunque menos frecuentemente, le pasa al ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, también en el barrio de Chamberí.