Y Margarita Robles volvió a emocionarse

Diez días después del cierre del hospital de urgencia que se instaló allí, la ministra de Defensa acudió ayer a Ifema, acompañada del secretario de Estado, Ángel Olivares, y del JEMAD Miguel Ángel Villarroya.

Durante el mes que esa instalación estuvo en marcha, hubo voces criticando que ni Pedro Sánchez ni apenas ministros (solamente dos) se habían acercado a conocer el trabajo de los profesionales que allí trataban de atender a cientos de enfermos de coronavirus.

Y, entonces, el rey Felipe VI rompió su aislamiento de semanas en Zarzuela y se presentó por sorpresa en Ifema, acompañado del ministro de Sanidad, Salvador Illa, y de Margarita Robles, ya que los militares estaban ayudando a convertir pabellones del recinto ferial en auténticas plantas de hospital.

Un mes y medio después, la ministra de Defensa volvió a Ifema ayer, lunes, para personalizar un acto de reconocimiento de las Fuerzas Armadas a la sociedad española por su lucha contra la epidemia, simbolizada precisamente aquel hospital y en el trabajo conjunto que hicieron allí médicos, enfermeros, militares, voluntarios…

La ministra ensalzó “el espíritu de Ifema”, definido por la generosidad, la solidaridad y el trabajo conjunto entre administraciones y entre distintos colectivos.

Ya había protagonizado un gesto impactante, con su visita al Palacio de Hielo de Madrid, que funcionó como morgue, donde pronunció unas palabras muy emotivas sobre el trato que los militares habían dado a los fallecidos por Covid-19 que habían pasado por allí. Fue cuando dijo que por las noches al llegar a casa lloraba porque lo que estaba ocurriendo era “muy duro”. 

Ayer, Margarita Robles volvió a emocionarse otra vez.