Cinco primeras escopetas nacionales, dos de ellos llegados en helicóptero, detrás de un medalla de oro y desmenuzando la crisis

La cita era una berrea tardía, en fin de semana tan gris como otoñal, en una finca famosa, ‘El Palomar’. Participantes: cinco primeras escopetas nacionales, realmente bien engrasadas, tanto como los apellidos de los cinco.

Antes de comenzar, dos de ellos llegan en helicópteros, dos aparatos de buen porte, gran seguridad y con pinta de tener atento mantenimiento, o simplemente nuevos por recién comprados.

En este país, esas aeronaves no están al alcance de todos, por supuesto. Lo están del Rey don Juan Carlos, o de Emilio Botín, de Entrecanales, de Alberto Alcocer, de Juan Abelló… como también de Elena Reboredo y unos pocos más.

Por cierto, se cuenta que ‘Los Albertos’ presentaron hace poco, en la mismísima Zarzuela, su nuevo helicóptero.

Objetivo de la distinguida reunión a cinco: abatir un ciervo medalla de oro. A la hora del almuerzo y antes de la sobremesa, la conversación acaba, inevitablemente, en la crisis económica y la tormenta que se anuncia para el año 2009.

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Opinan todos ellos que la crisis es grave, con granizada final que prevé granos del tamaño de un huevo de avestruz. Alguien apunta: Se han tapado muchas miserias financieras durante muchos años y el resultado ha sido nefasto.

Aquí no hay ‘subprimes’. En eso coinciden. Pero lo que hay son ‘sub-promotoras’, un problema igual o mayor. La crisis nuestra viene de un forre absoluto de los promotores, y con la connivencia del mundo financiero, de bancos y cajas, que ha terminado en una ruina.

Arruinados los promotores y los inmobiliarios, llega ahora el rebote total a los constructores, y también a algunas entidades financieras. Lo peor, para las cajas, por el clientelismo entre políticos, promotores e inmobiliarios que se ha dado en muchas comunidades autónomas.

Uno de los más afectados destaca que para los bancos la morosidad se dispara, sobre todo en las zonas costeras y en las cajas, pasando del 7% al 10% en muchísimas sucursales, desde Gerona hasta Ayamonte, aunque no se quedan mancas cajas del interior de España.

Se habla de las entidades de gestión de patrimonios. Y se plantea la pregunta: ¿Pero saben de verdad qué bonos tienen de Lehman Brothers, y de otras entidades quebradas o por quebrar? Ni ellos se aclaran.

La conversación sigue. Sale a colación Fefé. Se escucha: le ha tocado la pedrea, pues a Amancio se le han erizado los pocos pelos que le quedan… aunque no los querría de enemigos.

Pues los del Gobierno están noqueados. No saben por dónde tirar. Y otro replica: pues los tuyos (los del PP) son de aurora boreal, si esperan que la pasta dada por Zapatero vaya a las pymes y familias.

Uno se expresa con mayor fuerza: hay que tirar de la manta, y que cada uno apechugue con la buena o mala gestión. Que cierren las Bolsas, que metan en la cárcel a los que han mentido o son unos bellacos con las garantías… ¡Coño, que se sepa quién es el mamón mayor! Sí, pero… replica otro.

Aparece el guarda mayor para acompañar por lugares distintos a tan excelentísimos personajes. Él sabe dónde está el bicho porque es un gran profesional.