El Quijote gana el concurso de relatos entre los agentes del CNI
El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) cumplió en 2022 veinte años desde que fue rebautizado con ese nombre el antiguo Centro Superior de Información de la Defensa (CESID), creado en 1977 por el Gobierno de Adolfo Suárez.
El doble escándalo de Pegasus -las denuncias de espionaje a independentistas catalanes, y las intrusiones en los móviles de Sánchez y varios ministros-, y el cese de la directora Paz Esteban deslució los actos previstos para conmemorar el 20º aniversario del CNI.
Aun así, el servicio conmemoró esta fecha con pequeños detalles, aunque significativos. Lanzó un vídeo promocional que recreaba la vida que podría llevar una de sus agentes. También editó un libro en el que no faltó la reivindicación de que el CNI “nunca emplea atajos” en la búsqueda de información.
El Chivato ha podido comprobar que, para celebrar sus 20 años, el Centro Nacional de Inteligencia también convocó un concurso de relatos. Era un concurso “interno”, lo que parece indicar que sólo se promocionó entre su plantilla y presentaron relatos sus agentes, analistas de inteligencia y otros trabajadores.
Ganó el concurso un texto que lleva por título ‘El Capítulo Secreto del Quijote’. Se trata de un relato de cinco páginas que recrea las aventuras de Don Quijote de la Mancha, como si se hubiera recuperado un capítulo perdido. Miguel de Cervantes, se explica, “se vio obligado a obviar aquella parte y dejarla en gran secreto, que fue junto al mismo Madrid que entonces se llegó nuestro héroe y siempre fui deseoso de contarlo, sin que me fuese permitido”, y que ahora se contaría en una carta “suplicando que a nadie más le sea revelado y conservando lo aquí expuesto con larga reserva y sigilo”.
En el relato se cuenta que, en una tercera salida de Don Quijote de su aldea, el hidalgo y Sancho Panza llegaron a las cercanías de Madrid. Concretamente, pasaron por una loma llamada Garrampocha, cerca del monte del Pardo. La ubicación, en la zona de Aravaca, parece apuntar al lugar donde actualmente se encuentra la sede central del CNI.
Don Quijote y Sancho llegan a un recinto amurallado, en el que tienen un incidente con el vigilante. Finalmente, se les deja pasar, y ahí se reconstruye una visita del caballero y su escudero a la sede del Centro Nacional de Inteligencia, donde conocieron “a unos que investigaban y analizaban sesudamente infinidad de documentos y escribían prolijos informes, a otros que llevaban a cabo arriesgadas misiones afrontando peligros ciertos a sus personas, a otros que dominaban complejas tecnologías parecidas a la magia”.
Almorazon también “en compañía de muy sesudas, muy distinguidas y muy cultivadas mujeres, sabedoras de cualquier idioma que en el mundo es hablado”, y otros les contaron “cómo vivían de ordinario asombrosas aventuras y desafíos que enfrentaban con enorme valor, sacrificio aun mayor y sin esperar fama ni reconocimiento, temió Sancho que no tardaría su señor en trastornarse”.
En el relato incluso se menciona a una mujer, con autoridad, que podría ser la directora del CNI: bien la actual, Esperanza Casteleiro, bien su antecesora, Paz Esteban.
Hay que señalar que la literatura, los libros y la Historia ya han sido utilizados en otras ocasiones por el Centro Nacional de Inteligencia para darse a conocer. En la etapa de Félix Sanz Roldán, el centro descodificó las cartas cifradas que se intercambiaron Gonzalo Fernández de Córdoba, “El Gran Capitán”, y el rey Fernando el Católico.
Más recientemente se han publicado varias novelas firmadas por Pablo Zarrabeitia, seudónimo de un miembro en activo del CNI. Sus libros -está a punto de publicar el tercero- recrean operaciones del servicio de inteligencia español, en las que se mezclan ficción con ciertos hechos reales, de casos en los que ha intervenido el CNI.
