El sorprendente relato del atraco a un banco que evitaron dos policías municipales

La pistola y el machete que llevaban los atracadores.
La pistola y el machete que llevaban los atracadores.

El pasado jueves, un reducido grupo de agentes de la Policía Municipal de Madrid frustraron un atraco en el Paseo de las Acacias de Madrid. Su rápida actuación impidió que ninguno de los rehenes resultara herido pero apenas ocupó espacio en la prensa: solo algunos periódicos incluyeron un discreto breve informando del intento fallido de los delincuentes.

Sin embargo, El Chivato ha tenido acceso al relato que uno de estos agentes ha realizado, en primera persona, a sus compañeros, a los que explica cómo fueron avisados de lo que ocurría dentro del banco y la forma en la que se organizó el dispositivo.

Todo comenzó, explica este agente, después de que un chico alertara a dos agentes de Movilidad sobre dos individuos que habían entrado a un banco con el rostro cubierto. Ambos enviaron el aviso por su emisora y se retiraron, en una decisión que el protagonista de esta historia justifica ante los suyos:

-- “No hacían nada quedándose allí, junto al banco, y que los tíos al salir les pegaran un tiro confundiéndoles con policías”.

Al poco tiempo, dos policías municipales que estaban en una calle próxima llegaron al lugar de los hechos. Su despliegue fue “perfecto, sin sirenas e intentando que no les viesen desde el interior, evitando así que los tíos se pusieran nerviosos y se pudieran atrincherar con rehenes”.

Acto seguido, uno de los agentes se escondió en un garaje situado junto al banco y el segundo pasó a la acera de enfrente. Este último “veía a un tío poniéndole una pistola en la cabeza a otro”. Los primeros dos refuerzos llegaron en moto, “sin acústicas”, pero los siguientes ya fueron detectados por los delincuentes, que intentaron huir a la carrera.

Al salir “mi compañero y yo les gritamos desde los flancos ¡Alto, Policía!”, mientras que otros dos agentes se cruzaron ante ellos, quedando justo enfrente: “Después de hacer un poco de ‘moviola’ los dos tíos levantan los brazos y se tiran al suelo. Y procedemos a su detención”.

Sin embargo, el momento de mayor tensión no se ha contado: la captura de los atracadores pudo verse truncada por el inesperado paso por la acera de una señora que, además, se negó a obedecer las órdenes de los agentes.

-- “Le digo, pistola en mano, que se vaya para atrás. Me dice que va a su casa, acelera el paso, y cruza por la oficina… justo cuando salen los atracadores. Cuando empezamos a gritar se tiró contra la fachada”.

 

El agente que relata los hechos alaba el trabajo de sus compañeros: “Debido a la tensión no me percato que tengo unos cracks detrás protegiéndonos, ayudándonos al cacheo y desarme”. Además, otro de los policías, “con su profesionalidad y tranquilidad habitual, pidió unos sobres a los del banco y metió la pistola y el machete de los atracadores. ¡Flipa! Si llega a ser otro le mete una patada y luego no hay quien lo encuentre”.

Hubo espacio incluso para roces. Aunque todo salió a pedir de boca, uno de los policías tuvo un “pequeño enganche” con un subdirector de la Policía Nacional que llegó al lugar de los hechos:

-- “Estaba rabioso porque no les había entrado la llamada antes”. Pese a esta polémica, “todo quedó aclarado. Se llevaron a las víctimas a la comisaría para entrevistarlas y se hicieron las diligencias oportunas”.

Lo mejor de todo, añade otro agente, es que varios policías municipales que actuaron en el operativo se vieron implicado en el atraco por casualidad: “podían haber salido a su hora pero el jefe de turno los tuvo una hora más porque no realizaron la función que se les había asignado en el pase de lista: la inspección de locales”.

Vea, acontinuación, una fotografía de la pistola y el machete que llevaban los atracadores:

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