Seis televisiones pero ningún ministro con Núñez Feijóo
Ni un solo ministro de dejó ver ayer en el desayuno informativo de Alberto Núñez Feijóo en Madrid. A lo sumo, varios secretarios de Estado. Y tampoco acudió nadie de la dirección nacional del PP. Algunos lo atribuyeron a que nadie tenía ganas de ser preguntados en público por el caso Rodrigo Rato.
Allí estaban, por supuesto, gallegos ilustres como el presidente del Consejo de Estado, Romay Becaría; el director general de la Guardia Civil, Fernández de Mesa... Y las dos candidatas madrileñas, Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, quien, sin ninguna duda, dio muchos más besos, saludos y sonrisas que su compañera de ticket electoral.
El salón del Hotel Intercontinental no se encontraba lleno, pero sí hubo seis televisiones grabando la intervención, además de una decena y pico de fotógrafos, y de tres o cuatro mesas para los periodistas.
Núñez Feijóo, que se definió a sí mismo como "este gallego", planteó un discurso de contenido político. Ratificó su "vocación de servicio público", y sorprendió recurriendo a la parábola evangélica del fariseo y el publicano. Los fariseos son quienes se creen limpios, los que quieren destruir el sistema, falsos mesías que prometen lo imposible y huyen de lo posible. Una alusión clara, aunque sin citarles, a Podemos, formación que estuvo presente subterráneamente durante gran parte de la charla.
Los publicanos son los del PP, que reconocen sus errores y están dispuestos a corregirlos. Son los reformadores. Feijóo se declaró "reformista convencido" y miembro de la generación llamada a defender la transición. Volvió a plantear el viejo dilema de la transición, es decir, la opción entre reforma y ruptura. Aludiendo al trasfondo comunista de Podemos (una vez más, sin citarlo), afirmó que los rupturistas, que tienen ansia de revancha, son los que fueron derrotados democráticamente en la transición, los que, en lugar de "Libertad sin ira" quieren ira sin libertad.
Distinguió entre partidos-persona y partidos-ideas. Entre los primeros (una vez más sin citarlos por su nombres) apuntó a Podemos, a Ciudadanos, pero también a UPyD. Y lo que está ocurriendo en el partido de Rosa Díez es lo que espera a esos partidos-persona.
