ALAUDA RUIZ DE AZÚA es directora de cine. ‘Cinco lobitos’ es su ‘opera prima’ y está siendo un éxito de crítica y público. La promoción de esta película española independiente se hace en las columnas de opinión, en Twitter y en los bares, porque toca la fibra real. Posiblemente, con ustedes, la nueva Mejor Directora Novel de los próximos Goya

Alauda Ruiz de Azúa: “Los millennials están más centrados en sobrevivir que en conciliar”

Viene de la publicidad al por mayor, pero su primera película es realismo intimista extremo. Directora y guionista de ese cine que te deja clavado en la butaca, porque habla en el lenguaje de tu vida. Cinco lobitos es un largometraje sobre la maternidad con el enfoque de los sentimientos encontrados tan necesario para despolarizar el ambiente. Escuecen los grises de la imperfección de una familia a todo color. Luces, cámaras, acción y reflexión siguiendo los pasos de una pareja millennials que sobrevive como puede. Como la España en desaceleración adquisitiva que paga la gasolina y los melones a precio de vértigo extra virgen, mientras malvive en apartamentos de alquiler de futuro estrecho y presente incómodo. Su película da a luz muchas sombras y en ese claroscuro expresa la felicidad al alcance sin manifiestos, porque las salas de cine no son el redil de Madres paralelas. Biznaga de oro en el Festival de Málaga. Otra mujer del norte surcando los mares del sur y contemplando de frente los horizontes del séptimo arte español. En el top ten de las más vistas un mes y pico después de su estreno. Entre Jurassic World y Top Gun: Maverick llora a pulmón sacado esta película local e independiente que invita a madurar desde el punto medio de una pantalla sin filtros.

Fotos: Patricio Sánchez-Jáuregui.
Fotos: Patricio Sánchez-Jáuregui.

Nicasio Gallego fue un poeta español de la Ilustración protagonista en la transición del neoclasicismo al romanticismo. Entre otras cosas, escribió una tragedia titulada Óscar y tradujo Los novios, de Manzoni.

En el número 1 de esta calle madrileña tiene su sede cinematográfica Alauda Ruiz de Azúa. Allí cuadra sus planos Igloo Films, “una productora de mujeres” con este ADN: “Amor por los retos, toque humano y sentido del humor”. Calor con nombre de hielo.

El pasado 20 de mayo se estrenó la primera película de esta directora y guionista, y aquí sigue, codeándose en la pole con superproducciones de sagas americanas. En lo más alto de las parrillas de los cines agostados. Con dos tacones. Haciendo su agosto como si fuese primavera. Cinco lobitos ha sido ese nacimiento que mimas, esperas y temes, que se convierte inesperadamente en la sorpresa de la temporada y te llena de alegría. Porque el público es la mejor prueba del algodón. Más de cien mil espectadores y cinco semanas en la proa de las más vistas.

Sinopsis oficial corta, sin spoilers: “Amaia (Laia Costa) acaba de ser madre y se da cuenta de que no sabe muy bien cómo serlo. Al ausentarse su pareja por trabajo unas semanas (Javi - Mikel Bustamante), decide volver a casa de sus padres (BegoñaSusi Sánchez y KoldoRamón Barea), ubicada en un bonito pueblo costero del País Vasco, para compartir la responsabilidad de cuidar a su bebé. Lo que no sabe Amaia es que, aunque ahora sea madre, no dejará de ser hija”.

Sinopsis extraoficial: Amaia tiene 35 años y acaba de ser madre en un mundo supuestamente feminista y evidentemente incómodo para las clases medias que ha convertido la maternidad en un circo de siete pistas. Su marido hace lo que puede. Sus padres viven en una generación paralela entre el voluntarismo y la lealtad. Y, contra todo pronóstico, en esa casa de afectos de esparto donde se llora por inercia, Amaia se convierte en una mujer madura, Laia Costa en una actriz imprescindible, Susi Sánchez en una joya de piedra pómez, y Alauda Ruiz de Azúa en una nueva Bollaín.  

Huele a Baquio y a Mundaca en esta esquirla de Chamberí. A anchoas. A verano. La marea de la inflación anda que se sale por los bordes, como en 1985. Y acabamos de saber que Cinco Lobitos y Alcarràs -Carla Simón- comparten el primer puesto de todos los estrenos de 2022 para los usuarios de Filmaffinity con una nota de 7,7 sobre 10. Son dos medallas olímpicas.

Estamos con la directora revelación del cine español en Nicasio Gallego, 1, y aquí la verdadera ilustración es colocar el romanticismo y la poesía a una altura de la estantería a la que no alcancen los niños…

Rodando. 

Enhorabuena por Cinco lobitos. Al acabar la proyección, en mi sala el público se quedó apalancado en la butaca mirando al infinito los títulos de crédito. Como pensando: qué verdad, que difícil, qué bonito, cuánto merece la pena, aunque lloremos, conseguir que la familia sea nuestra verdadera prioridad.

 

La película trata de qué priorizamos en cada momento, pero también habla de que hacerlo es muy complejo, porque casi siempre tenemos sentimientos encontrados. Muchas veces, por las circunstancias, no por una elección real, como muestra Cinco lobitos, debes priorizar a la familia, a un hijo, a una persona enferma, porque lógicamente es lo que toca, aunque eso suponga un peaje a nivel profesional, de pareja, personal. La película se mueve en esa pugna de la vida misma según la cual nunca podemos tenerlo todo, siempre hay que buscar el equilibrio más estable, y siempre hay que lidiar con el factor imprevisible de la vida, donde no existen ni el dilema ni la elección perfectos.

La vida no es Walt Disney, pero nos cuesta entender que las luces conviven con las sombras por exigencias del guion.

Hay una narrativa más convencional o más mainstream donde, normalmente, un personaje debe elegir entre dos cosas que suelen estar muy claras. Esta película juega a emular la vida real en la que las elecciones no son tan evidentes. Nunca existe una elección con la que acertemos en todo. De hecho, muchas veces terminamos eligiendo el mal menor. Incluso a veces no podemos elegir, porque se presentan situaciones que no ofrecen márgenes para decidir y solo nos queda ejecutar.

“Esta película juega a emular la vida real en la que las elecciones no son tan evidentes. Nunca existe una elección con la que acertemos en todo. De hecho, muchas veces terminamos eligiendo el mal menor”

Qué verdad, que difícil, qué bonito, cuánto merece la pena, priorizar a la familia sin parecer mártires, aunque lloremos.

Yo quería hacer que los personajes de Cinco lobitos se salieran de los clichés, especialmente las madres, que son las protagonistas de la película. Los clichés habituales que sobrevuelan los personajes maternales nos hablan de la madre abnegada, la madre mártir, la madre heroica… En realidad, las madres son solo personas reales que hacen lo que pueden lo mejor que pueden en el día a día. En la película, una de ellas experimenta un viaje de madurez, porque entiende que, al ser madre, no seguirá con su vida anterior, y eso genera una serie de desencadenantes en su historia. Tampoco quiero hacer mucho spoiler… El otro personaje femenino protagonista hace un viaje de despedida, de reconciliación.

Tu película expone la maternidad, sin maquillaje. A cara lavada. Con ojeras. Duelen los puntos, el día a día, pero parece que en ese parto sin placer hay un algo de profunda felicidad.

La película pretende reflejar la dualidad de los sentimientos encontrados. El personaje de Amaia encarna algo muy bonito: ella no se siente ni plena, ni feliz, y está evidentemente sobrepasada por las circunstancias, pero, al mismo tiempo, vemos que tiene mucha necesidad de abrazar y proteger a su hijo con un amor muy profundo. Eso no quita que también sepa intuir que está muy lejos de saber quién es y de atisbar la felicidad en ese momento, porque está reconstruyendo toda su identidad, su relación de pareja, y su papel en medio del mundo que la rodea, precisamente por el hecho de haber sido madre por primera vez.

Cinco lobitos expresa en modo filme esa idea de la maternidad realista, de llegar a lo que se puede lo mejor que se puede, de aspirar a la felicidad posible sin edulcorantes que frustren las aspiraciones. Ese estribillo que llevan años promoviendo desde El club de las malas madres: nadie quiere que las madres sean perfectas, aunque muchas madres quieran ser imposiblemente perfectas.

El nudo materno, de Jane Lazarre, habla de esa dualidad de sentimientos que afloran con la maternidad: ese querer estar y querer hacerlo bien que convive, también, con el deseo legítimo de querer tener una vida propia, más allá de ser madre, para que ser madre no se coma a todo lo demás. Realmente, eso afecta desde siempre más a ellas que a ellos, porque las inercias sociales y culturales son las que son.

“Los clichés habituales que sobrevuelan los personajes maternales nos hablan de la madre abnegada, la madre mártir, la madre heroica… En realidad, las madres son solo personas reales que hacen lo que pueden lo mejor que pueden en el día a día”

Esta película se nutre particularmente de tu propia experiencia de la maternidad. Y parece que nace de una necesidad de hacerte cargo del fenómeno, compartirlo, y pasar una página personal habiendo absorbido las enseñanzas.  

Yo he escrito mucho desde pequeña. He desarrollado y he dirigido cortometrajes y algún otro largo, y es verdad que en los proyectos personales la creación tiene mucho que ver con anécdotas o experiencias propias, pero no por el relato de un hecho biográfico, sino porque yo misma notaba que experimentaba un cambio de mirada. Esas luces que iluminan, de repente, nuestras vidas, porque algo que creíamos haber asumido, empezamos a verlo desde otro ángulo más real y más enriquecedor. En el caso de la maternidad es una experiencia compleja que, desde luego, me cambió la mirada sobre muchas cosas: la propia familia, la identidad, mi relación con el paso del tiempo… Puede haber una necesidad de explorarlo hasta el fondo, pararme y contarlo al querer entender qué me estaba pasando para aterrizar y concretar esa vivencia que me cambió el punto de vista.

Aunque no sea un tema nuevo, Cinco lobitos mete en su cuna, también, la felicidad realista: el mix de los primeros pasos de un bebé y todas las noches sin dormir, o el de todos los besos de pareja de antes de acostarse y los cabreos bajo techo. Porque a veces seguimos buscando una felicidad que no encontraremos nunca. Es interesante que la cultura nos ayude a ser realistas.

El aprendizaje de esa realidad está expresado en la película con ese regalo que le hace Begoña a Amaia, cuando le dice que habrá otras vidas que parecen perfectas, pero, al final, tienes esta y es mejor intentar disfrutarla y vivirla, porque nunca sabemos cuánto tiempo vamos a estar aquí.

Hay dos peros que tengo sobre su opera prima.

A ver.

Me fui del cine con sensación de haber navegado contra un tsunami de lágrimas, ninguna gratuita. Creo que existe una rebaja de alegrías que también comportan la maternidad.

En las proyecciones en las que he estado he visto que la gente se ríe en algunos momentos, sobre todo al principio, cuando se narran unas relaciones familiares un poco tirantes, las incomodidades… Es verdad que los espectadores se emocionan mucho durante la película. Yo creo que conviven mucha risa y mucha lágrima.

“La maternidad es una experiencia compleja que a mí me cambió la mirada sobre muchas cosas: la propia familia, la identidad, mi relación con el paso del tiempo…”

Sí, algunas escenas son cómicas, pero al contarse desde un espacio un tanto claustrofóbico, quizá no quepa esbozar una sonrisa. Amaia llora mucho, y su hija llora constantemente. El llanto de la pequeña de la casa parece la única banda sonora de su infancia, y eso se graba agriamente en el hipotálamo.

Tenía la intención creativa de buscar imágenes asociadas a la maternidad que normalmente no vemos tanto en el cine: una mujer que da el pecho o a la que le duelen los puntos de después de un parto. Por otra parte, habitualmente los bebés en el cine aparecen un poquito, y luego salen de escena. Si estaba hablando del desgaste de la crianza y de una primera maternidad un tanto sobrepasada, el tema del llanto era importante. Debía ofrecerle al espectador la posibilidad de que participase un poco del nivel de incomodidad que vive una madre primeriza que está sola, por eso no me importaba sostener los llantos mucho tiempo.

Otro pero es que creo que el hombre como padre sale mal herido. Pienso que los padres de mi generación son más coprotagonistas en sus casas.

Cinco lobitos no es un manifiesto, sino la narración de un momento de la vida de estos personajes concretos. Hay otras muchas realidades, otros muchos tipos de parejas que se organizan de otra manera, otros perfiles, otros dilemas… Yo quería hablar de dos generaciones en dos situaciones concretas que sí conozco bien, aunque no sean las de todo el mundo, pero que representan algunas connotaciones de nuestra generación. Por una parte, hablamos de un matrimonio más tradicional en el que ella se queda en casa y donde la corresponsabilidad se ha gestionado de manera muy determinada y parcelada. En paralelo, observamos la realidad de una pareja contemporánea que convive en un momento en el que estamos redefiniendo el modelo de corresponsabilidad y que lo hace en medio de la tormenta, porque somos padres a la vez que el mundo mantiene la conversación sobre cómo se hace esto. En nuestro contexto hay parejas más condicionadas por la precariedad laboral y por decidir con cierta presión quién trabaja. En este caso, Amaia se ve abocada a quedarse en casa, porque la inercia del mercado laboral te lleva a eso. No digo que esta sea la realidad de todo el mundo, pero es bastante común. Preparando la película, mientras hacíamos el casting del bebé, he constatado que muchas madres siguen siendo las que se quedan en casa. Igual son tres o cuatro años, pero son ellas a las que más les afecta laboralmente la crianza de un hijo.

Me han gustado la escena de Javi recogiendo la colada y la de Koldo olvidando una infidelidad.  

La película persigue que los personajes sean muy humanos y muy imperfectos, porque todos tienen sus momentos de amor y generosidad, y sus momentos de egoísmo. Nunca nos planteamos que los hombres fueran villanos y las mujeres, víctimas. No. La idea era mostrar que las complejidades nos circundan a todos. La escena de la colada y el empeño por intentar volver siempre defiende mucho a Javi, que es consciente de lo que está pasando. Él cree que hace lo que debe hacer en ese momento, y, a la vez, quiere solucionar las cosas y reconducir el presente, porque no vive ajeno a lo que le sucede a su pareja. En el caso de Koldo, que es otra generación y otra educación, siempre invitamos al actor, Ramón Barea, a moverse en un escenario distinto, para que retratara bien a un hombre que quiere mucho a la mujer de su vida, pero que no sabe cómo hacerlo, quizá porque no tiene las herramientas emocionales y culturales para manejarse en una situación así.

Cinco lobitos persigue que los personajes sean muy humanos y muy imperfectos, porque todos tienen sus momentos de amor y generosidad, y sus momentos de egoísmo. Nunca nos planteamos que los hombres fueran villanos y las mujeres, víctimas”

Cinco lobitos aborda muchas cuestiones que tienen que ver con aprender, descubrir y apechugar. Aprender a ser madre, aprender a ser hijos cuando somos padres, aprender a ser abuela después de haber sido una madre poco cariñosa, aprender a ser suegros… En casi todas esas relaciones sobreabunda la voluntad de hacer para evitar tensiones y se echa en falta el cariño y los afectos, al menos antes de las escenas de hospital, no sé si porque estamos hablando de una casa del norte...

La contención afectiva me pareció un recurso interesante para contar una historia sobre la reconciliación de una madre y una hija, y también es un reflejo de las familias del norte, porque yo también soy del norte. De todas formas, muchos espectadores me han dicho que ven aquí retratada a su madre, y son también del sur. Seguramente, este tipo de familia y estas maneras de relacionarse sean más universales de lo que parece. En esta familia cuesta expresar el cariño, aunque, como hablamos con los actores durante el rodaje, cada uno de sus miembros quieren desde otro lugar: organizándote la vida, preparándote la comida, cuidándote… La atención y el cuidado son otras maneras de expresar el cariño.

De todas las miradas de la película, ¿cuál es la que describe con más realismo el amor?

Hay muchos amores diferentes en esta película, y me gusta que hayamos conseguido que no sean amores románticos al uso. Hemos intentado que se expresen todos de manera más adulta y más real, también dentro de las parejas. El amor se expone en las formas de perdonar o de compartir discusiones. Son amores que están como más manchados por el día a día. Destacaría dos miradas de toda la película: la de Koldo a Begoña en el choco cuando él canta el Txoria txori, donde se observa el amor de lealtad después de muchos años y de muchas cosas vividas, habitual en matrimonios que envejecen juntos, que me parece irracional, pero muy bonito; y la mirada de Amaia a su bebé, cuando le dice que tiene que ser feliz, expresando así un deseo a la generación que viene para que no hereden nuestras taras y nuestras dificultades, aunque todos los padres cometamos errores. Esa mirada refleja el deseo que todos tenemos de hacerlo un poco mejor para que los que vienen sean mejores, y me parece una forma de amor preciosa.

De todos los silencios de la película, ¿cuál es el más elocuente?

La película está llena de silencios, porque se construyó así, dando a entender que suceden muchas cosas por debajo en un entorno muy cotidiano. Hay uno que me gusta particularmente: cuando Begoña le enseña a su hija a preparar las anchoas. En ese momento está claro que Amaia se va a tener que quedar cuidando a la ama y que ha tenido que desechar una oferta de trabajo. Entonces, le pregunta: “¿Estás segura?” -parece que como refiriéndose a la limpieza del pescado-. Y ella le responde que sí. Se hace un silencio y se capta una mirada del acto con el que se ha decidido cómo se asumirán los siguientes meses en esa familia.

 

“En el debate político sobre el feminismo se habla mucho de números, de cifras, de leyes… A mí me interesaba expresar cómo esos datos tienen sus consecuencias en la intimidad, en las emociones, en las acciones de las personas”

La magia de la honestidad en el cine español interesa y gusta. De Cinco lobitos se habla mejor que de Madres paralelas.

¡Eso no lo sé! Lo que sí sé es que hay un público para películas como Cinco lobitos y lo estamos descubriendo ahora con más de cien mil espectadores y cinco semanas en el top ten de las más vistas, junto a Top Gun: Maverick o Jurassic World. Esto, para una película de producción independiente, local y sin una maquinaria de promoción más allá del boca-oreja, demuestra que estas historias tienen su público. En los coloquios en los que he participado a raíz de la película hay gente que me ha transmitido que disfruta el cine de evasión, pero que echaba en falta películas en las que vean representado su mundo real.

En la película no hay ninguna referencia política, y eso también es una manera de decir que la política está en un mundo paralelo al de la realidad de nuestras vidas y nuestras casas.

No hay referencias políticas, porque lo que me interesaba era el viaje emocional y el aterrizaje de los personajes, y soy consciente de que vivimos en un mundo en el que todo tiene una lectura política. Pero estoy a gusto con lo que planteamos, en términos políticos ordinarios: la conciliación es difícil, el deber social de definir entre todos los modelos de corresponsabilidad…

Efectivamente, en la película se habla con hechos de la conciliación, de la precariedad laboral, de las estrecheces de la vivienda… Pienso que estas cuestiones no pueden ser asuntos colaterales para el feminismo. Facilitar la conciliación de verdad, la calidad del trabajo y la vivienda digna repercute directamente en la igualdad y en el progreso de la mujer y de toda la sociedad.

Sí. Cualquier situación de precariedad donde haya un género que pague más peaje que otro, como sucede generalmente durante la crianza, no nos hace ningún favor como sociedad. En el debate político sobre el feminismo existen personas más expertas que yo que lo defienden mejor. En ese plano, se habla mucho de números, de cifras, de leyes… A mí me interesaba, sobre todo, expresar cómo esos datos tienen sus consecuencias en la intimidad, en las emociones, en las acciones de las personas. Cinco lobitos intenta mostrar cómo nos afecta el momento social actual de puertas hacia dentro. Hasta qué punto es complicado conciliar, especialmente para las mujeres, más allá de las palabras y de las buenas intenciones, y cómo repercute todo eso en una pareja de nuestro siglo.

Cinco lobitos evidencia algo que todos vivimos, pero que cuesta expresar: que todas las familias son imperfectas, pero eso no quiere decir que sea mejor la soledad.  Hay quien define la belleza como el equilibrio de la imperfección…

La familia es un invento muy extraño, porque es la unión azarosa de desconocidos en una relación grupal esencial. Es difícil desvincularse de ella en muchos sentidos, y eso también lo aborda la película. La cuestión es que, si queremos conocernos por dentro y entender nuestras acciones, es importante hacerlo en conexión con la familia, sobre todo si somos padres o madres, porque la familia es un espejo en el que mirarse al que volvemos una y otra vez. Incluso si optamos por la soledad, seguramente sea una consecuencia de la relación familiar que hemos vivido previamente. Para entendernos, tenemos que mirarnos mucho en la familia.

“Si queremos conocernos por dentro y entender nuestras acciones, es importante hacerlo en conexión con la familia, porque la familia es un espejo en el que mirarse al que volvemos una y otra vez”

¿Para ti esta película es una manera de decir cosas que no se habían dicho en casa?

No. Mi familia es compleja, como todas, pero hemos hablado bastante. Por eso me interesa investigar y mostrar estos mecanismos intrafamiliares, porque nos afectan especialmente a todos.

Narras emociones sin estridencias, creíbles, sugerentes. Es como si el guion fuera una conversación franca, sin filtros, con la mejor amiga de una mujer desbordada, no para quejarse, sino para tomar aire y seguir.

Las películas son conversaciones, y esta tiene el enfoque de buscar el abrazo para sentirse menos solos entre los problemas que nos acechan.

Este retrato subjetivo de Amaia (35 años), es, también, un retrato social de su generación. ¿Cómo ves a los millennials desde el punto de vista afectivo, familiar y emocional?

Veo a los millennials más conscientes que otras generaciones del momento de cambio que vivimos, y, quizá por ello, con más presión por intentar responder bien a esta coyuntura, aunque vivamos en un entorno que no facilita avanzar ni nos da las herramientas para crecer adecuadamente. Por eso cunde la frustración. Veo a esta generación como sobreviviendo, la verdad. Más que conciliar, veo que estamos centrados en sobrevivir cada día. Damos por hecho que nos quedan diez-doce años en los que la prioridad será sobrevivir, y luego ya, respiraremos con la impresión de que hemos sabido conciliar.

¿Estamos más o menos preparados que nuestros padres para sacrificarnos por los demás sin vernos esclavos?

No sé si alguien está preparado para sacrificarse por los demás, más allá de la generación a la que pertenezcamos. Darse siempre es duro. De todas formas, no me gustan los dilemas reduccionistas, porque la vida es otra cosa. Al final, cuidar a los demás -un bebé, una persona mayor- siempre ha sido imprescindible, y ahora estamos siendo más conscientes de su importancia y de lo mal que lo tenemos organizado para hacerlo bien, sin que nadie tenga que sacrificarse más de la cuenta. Existe un modelo tradicional según el cual las mujeres se quedaban en casa y se ocupaban de todo eso, y funcionaba, en términos logísticos, pero era injusto para una parte de la sociedad. Ahora debemos revisarlo y avanzar.

“Cuidar a un bebé o a una persona mayor siempre ha sido imprescindible. Ahora estamos siendo más conscientes de su importancia y de lo mal que lo tenemos organizado para hacerlo bien, sin que nadie tenga que sacrificarse más de la cuenta”

¿Cinco lobitos es una película sobre la madurez?

Sí, sobre la madurez de entender mejor el mundo real del que formamos parte. El viaje de Amaia tiene que ver con contemplar a su madre de otra manera, verse en parte como ella, y tomar decisiones que nunca habría imaginado.

¿La sociedad española necesita más cultura liderada por mujeres?

Las sociedades, en general, necesitan una verdadera igualdad de oportunidades para todos. No creo que haga falta más cultura liderada por mujeres, sino que haya igualdad de acceso a la cultura para todos y que intentemos que la cultura represente a todos por igual o, al menos, que trabajemos en esa dirección.

¿Cunde el miedo a hacer dramas cuando cuesta tanto llenar las salas de cine?

No sé si alguien sabe lo que de verdad llena una sala de cine…

Solo Santiago Segura…

Puede ser… Pero es una ciencia muy complicada. En la historia del cine se ven muchos ejemplos de que algo que conecta con sus creadores, conecta también con más gente. Con el perfil de Cinco lobitos -un drama intimista- nadie pensaba que llegaríamos hasta este número de espectadores, y mira…

¿Hay miedo a hacer comedias por si los académicos no os toman en serio?

Miedo, no creo, porque se hacen, pero es verdad que la comedia es un género que no está tan bien visto en los premios, aunque de vez en cuando hay excepciones. Eso, estadísticamente, es así. ¿Por qué? No lo sé.

 

“No creo que haga falta más cultura liderada por mujeres, sino igualdad de acceso a la cultura para todos y que intentemos que la cultura represente a todos por igual o, al menos, que trabajemos en esa dirección”

Hablando de la Academia de Cine: mucha gente te coloca ya como la Mejor Directora Novel para los próximos Goya, aunque falten casi nueve meses y muchas películas por estrenar.

A mí me parece una locura. Si eso pasara, sería un sueño, pero, efectivamente, quedan muchos meses y muchas películas por estrenar. Es muy pronto, y más en este año lleno de películas españolas tan potentes y buenas.

Qué le sugiere esta ristra de nombres: Carla Simón, Belén Funes, Pilar Romero, Clara Roquet, Icíar Bollaín, Isabel Coixet, Arantxa Echevarría, Gracia Querejeta, Pilar Miró…

Los nombres de las grandes directoras relevantes del cine español me sugieren que hay un cambio, que ya iniciaron nuestras antecesoras. Esta nueva ola coincide con un cambio de perspectiva y de conciencia más global y más social. Seguramente nosotras estamos enmarcadas en este nuevo contexto que puede ir a más, porque se ha instalado reformulando el escenario y ofreciendo otras cifras.

Para mí esta cadena de nombres significa que vosotras estáis en la locomotora del cine contemporáneo español.

Los números dicen que las mujeres somos solo el 18% del total en la dirección cinematográfica española. Estamos haciendo cosas increíbles en festivales y en taquilla, y el tablero está cambiando, pero todavía hay mucho margen para aspirar a la igualdad.

¿Qué te dice esta otra serie? Laia Acosta, Anna Castillo, Natalia de Molina, Belén Cuesta, Susi Sánchez, Emma Suárez, Blanca Portillo, Carmen Maura, Candela Peña…

Todas, súper actrices, y todas maravillosas, con personajes sublimes.

El cine español está en un momento muy interesante.

Solo hablando de este año, es evidente.

Tengo un amigo que después de ver Cinco lobitos, me dijo, entre otras cosas: “Cualquier pareja joven que la vea, se va a pensar mucho ser padres”. Llévale la contraria, si quieres…

Algún otro comentario así me ha llegado, la verdad. Para mí, Cinco lobitos puede ser una manera más de prepararnos para que nadie crea que ser padres es algo idílico, y para vivir esa experiencia con menos expectativas, o, al menos, menos memoria gráfica preconfigurada. Las expectativas siempre conllevan una trampa. Desde luego, tomar la decisión de ser o no ser padres debe contar con otros motivos… [Risas].

“Esta película puede ser una manera más de prepararnos para que nadie crea que ser padres es algo idílico, porque las expectativas siempre conllevan una trampa”

Hay dos Koldos-suegros que despuntan en nuestro cine contemporáneo: Karra Elejalde, en Ocho apellidos vascos, y Ramón Barea, en Cinco lobitos.  Además de que los dos demuestran que son más emocionales de lo que aparentan, yo me quedo con el del drama realista, porque el de la comedia es insoportablemente tirano… Lo cual es curioso…

Son películas y códigos distintos. El personaje que hace Ramón Barea lo hemos trabajado para que tuviera mucha humanidad. La primera vez que hablamos del personaje insistíamos en que Koldo no es un mal tipo, porque no actúa desde la maldad, sino desde la imposibilidad de gestionar bien todo lo que se le venía encima. 

Hace un par de meses has terminado de rodar otro largometraje: Eres tú, para Netflix. Se trata de “una historia imprevisible que trata sobre cómo en el amor todos queremos apostar a las certezas, pero a veces tenemos que aprender a vivir en la incertidumbre”.

Eres tú es un encargo para una plataforma, que no he escrito yo. También es una sana experiencia dirigir algo que no había escrito, y ya se verá, que todavía no hay ni fecha de estreno. Ahora estoy centrada en contar bien Cinco lobitos para que la gente se siga animando a ir al cine.

Además, estás con tu próxima película independiente.

Sí, estoy escribiendo mi próximo proyecto personal independiente...

…A pesar del Gobierno, porque tengo entendido que “el cine independiente español está en pie de guerra”.

Nosotros escribimos, pero no sabemos qué pasará después con los proyectos… Cuando pasan cosas como lo que está sucediendo con Cinco lobitos o con Alcarràs ves que hay un público amplio para la producción local independiente que va al cine. Por eso hay que cuidarlo y apoyarlo, porque si no es imposible competir con otros parámetros.

 

“Con Cinco lobitos o Alcarràs se ve que hay un público amplio que va al cine a ver producción local independiente. Por eso hay que cuidarlo y apoyarlo, porque si no es imposible competir con otros parámetros”

Por hacerme cargo, poniendo como ejemplo Cinco lobitos, ¿qué significa que el Gobierno apoye o no apoye al cine independiente?

Yo soy una recién llegada y esta es mi primera película. Por lo que entiendo, hay muchas ayudas diferentes y se sigue apoyando al cine independiente, lo que pasa es que películas como Cinco lobitos ahora no se podrían producir, porque hay una parte de la financiación que venía del 5% que antes las televisiones dedicaban al cine, que ahora puede desaparecer. No es toda la financiación, pero es una pata importante que puede ser decisiva para frenar otros proyectos en el futuro.

Desde Zeta Studio dicen de ti que eres “una directora con una mirada muy especial, una trayectoria muy completa y un futuro más que prometedor”. ¿Con qué futuro te conformarías hoy?

No miro ni a medio ni a largo plazo. Intento seguir aprendiendo, levantar proyectos que me apetecen y me divierten, desarrollar iniciativas personales que me parecen importantes… No hago grandes planes. Las expectativas son un peligro.

Mira usted al futuro en plano corto.

Sí. Para levantar Cinco lobitos he estado trabajando en otras cosas, porque vivir del cine es muy complicado. Ahora atisbo un horizonte ilusionante, y ya con eso me alimento creativamente para seguir. Así soy feliz.

“Los números dicen que las mujeres somos el 18% del total en la dirección cinematográfica española. Estamos haciendo cosas increíbles en festivales y en taquilla, y el tablero está cambiando, pero todavía hay mucho margen para aspirar a la igualdad”

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