FITO CABRALES es el rockero más transgeneracional del roll español. Veinte discos entre ‘Platero y Tú’ y sus Fitipaldis. Siete años y una pandemia después de su último álbum resucita con ‘Cada vez cadáver’ y una primavera de gira sin profilaxis. A sus 55, el cantante que vive por la boca sigue como pez en el agua de las olas.

Fito: “Todos los cantantes somos espirituales”

Fotos: Patricio Sánchez-Jáuregui.

Una vida intensa tatuada a versos. Metáforas, paradojas, símiles y paralelismos bailan en su boca el rock and roll. Aquellos gramos de más son hoy kilos de ganas de vivir cantando. Fue Platero y Tú, y detrás de este porte de cuero negro hay un cantante, se diría, todo de algodón. Bandera blanca de paz sobre un esqueleto que nunca se rinde. Guitarrero compulsivo. Poeta con fórceps. Padre de tres y de toda una Generación Fito sin censuras de edades, credos, ideas, fronteras, dress code y códigos postales. Autorretratista, realista, impresionista y sabinero. Corazones con alas en el brazo, sonrisa profunda, cruz de plata en torno al cuello, boina crónica, perilla arraigada, gafas de coser estribillos. Ojillos transparentes, más aquarius que “del color de la cocacola”. Honesta banda sonora, en estéreo desde 1991. Un soldadito marinero huyendo consigo de sí. Acaba de parir Cada vez cadáver bajo un cielo hermético y las palabras le arden, como siempre. Por la boca vive el rey.

 

Viernes de promoción. Stop. En un sofá chéster de la Warner Music hay tiempo sagrado para la pausa con melodía de fondo. A solas con Fito Cabrales: un rockero cariñoso, de cuero y de cristal. Silencio, se ruega.

En su último cedé va en moto con cara de cadáver y le pintan los ojos de ilusiones como platos. Busque sus fitotemas preferidos en la red y lance el arpón para que suene su voz de verdad, porque las letras de estas respuestas son más verdad cuando se cantan.

Pínchese sus fitopiezas mientras fuera rezuma el otoño y en los campos suena la berrea. ¿Soldadito marinero? ¿Por la boca vive el pez? ¿Entre dos mares? ¿Cielo hermético? ¿Mirando al cielo? ¿Para toda la vida?

“Puedo escribir y no disimular, es la ventaja de irse haciendo viejo, no tengo nada para impresionar, ni por fuera ni por dentro. Me perdí en un cruce de palabras, me anotaron mal la dirección, ya grabé mi nombre en una bala, ya probé la carne de cañón. Ya lo tengo todo controlado, y alguien dijo no, no, no, no, no…”.

Hemos atrapado algunos de los muchos versos que son opinión pública. Y esas son las preguntas con hilo de esta conversación sin apenas interrogantes.

Vídeo del día

Detenida en Madrid una kamikaze borracha y
con un kilo de cocaína en el maletero

 

¿La casa por el tejado? Plano cenital a ras del suelo. Fitografía a fuego lento. Grabando.

Un, dos, tres, va
Uh (Uh, oh)

“Él camina despacito que las prisas no son buenas”.

Soldadito marinero es una de las pocas canciones en las que no hablo de mí, pero me sirve de percha lo de la prisa, ahora que estoy acelerado con la promo de este nuevo disco y muy ilusionado, porque tengo muchas ganas de contarlo. Cada vez que saco un disco lo vivo como si fuera el primero y el último. Las prisas nunca son buenas. Traigo Cada vez cadáver siete años después de mi último trabajo, porque me cuesta componer y necesito ofrecer algo que a mí me parezca que tiene calidad suficiente. Las prisas no son buenas para nada, tampoco en la música. Es un lujo poder sacar discos y, a la vez, disfrutar tocando a mi aire sin la tiranía de los momentos de prisa.

“Él también quiso ser niño, pero le pilló la guerra”.

A todos nos ha pillado alguna guerra… Es verdad que no todo el mundo pasa su adolescencia trabajando de camarero en el puticlub de su padre, pero todo eso también es parte de mi biografía, de mi forma de ser, de mis canciones. Recuerdo lo serio que me ponía yo para trabajar detrás de la barra, con mi corbata y todo, como un momento de máxima responsabilidad profesional. Todos eso que me tocó vivir mientras crecía también son yo.

“No todo el mundo pasa su adolescencia trabajando de camarero en el puticlub de su padre, pero todo eso también es parte de mi forma de ser y de mis canciones”

“Curraba en La palanca y ahora soplo en Barrenkale”.

Y ahora, ni eso… [risas]. Aquel mundo era intenso, pero siempre lo viví entre la cuadrilla de amigos, de la que después surgió Platero y Tú.

“Mi pobre corazón, que está enganchado al speed”.

Es muy duro engancharse a lo que te hace daño. Ahora estoy acompañando a un amigo que anda por esos infiernos, para echarle una mano, porque es muy jodido arrastrarse. La cuestión es que yo tenía el horizonte de mis giras y mis conciertos, y me agarraba a la música para luchar y ver la luz al final del túnel, hasta que conseguí despegarme de esa mierda. Otras personas profundizan en el agujero porque no saben hacia dónde mirar o a qué mano agarrarse.

“Ibas buscando basura en un terreno barrido”.

Siempre he sido más de cantar a la parte gris de la vida, porque me parece muy realista. Es, también, una manera de decir que la vida sin horizontes no tiene gracia y se vuelve oscura. En realidad, yo creo que siempre he vivido en una vida paralela de versos, letras, canciones y guitarras. La vida real es agresiva y yo siempre he tratado de evadirme un poco, porque soy un cobarde, aunque sea vasco. En realidad, nací en Bilbao, viví en Laredo y tengo raíces asturianas. Me considero un hombre cantábrico delante de un mar de fondo. Y soy un cobarde.

“La vida sin horizontes no tiene gracia y se vuelve oscura”

“Aquellos años se pasaron tan rápido / a dos gramos por segundo”.

Aquellos años pasaron rápido, pero los adictos que estamos limpios avanzamos con la esperanza puesta en el día a día. De aquellos años en los que nos poníamos hasta el culo hace mucho tiempo, pero sus consecuencias están siempre al acecho. Me encanta esa expresión de “dos gramos por segundo”, porque he inventado un nuevo sistema de medición temporal que me resulta muy gráfico para decir que no merecen la pena los instantes que no nos llevan a buen puerto. Tengo un amigo que habla de distancias en cervezas: “Estoy a cuatro cervezas del estudio...”.  

“La vida se nos va tan rápido / no hay tiempo de sentir el vértigo / A veces duele más que un látigo…”.

Eso lo digo en Cielo hermético, dentro de este nuevo disco, y claramente significa que me estoy haciendo mayor… Acabo de cumplir 55 años y noto el peso de haber vivido media vida. Me da un poco de vértigo no haberla aprovechado del todo. La vida pasa entre momentos buenos y momentos malos, para mí y para todos. Puede sonar a comentario un poco negro, pero la verdad es que hago balance y estoy contento.

“Nunca fui lo que no pude ser / y pudiera ser que solo soy lo que he podido”.

Lo constato cada día… Soy lo que he podido más que lo que he soñado. No sé si estoy satisfecho, pero sí estoy aliviado.

“Soy lo que he podido más que lo que he soñado. No sé si estoy satisfecho, pero sí estoy aliviado”

“Quién necesita un rey / teniendo aquí un bufón”.

¡Eso digo yo! He reivindicado al bufón en mis letras alguna vez, porque los bufones nos subimos a un escenario y, casi sin querer, unimos bajo una misma banda sonora a muchas personas diferentes: liberales, progresistas, conservadores… Todos unidos, aunque sea durante las dos horas y media que dura un concierto. Eso es maravilloso.

“Soy un bufón errante buscando una princesa”.

Ya le decía que lo había escrito alguna vez más... Sí. Un bufón. Feliz si hago felices a otras personas. Cuando compuse Entre dos mares estaba buscando una princesa, pero la encontré.

¿Conociste a una sirena?

No he sido muy mujeriego. He convivido con dos mujeres en mi vida de las que he estado enamorado, y las dos han querido tener hijos conmigo, lo cual me parece una buena señal.

“Soy el halcón que ya no quiere ver”.

Es compatible ser un bufón con ser un halcón que no quiere ver… Yo a veces me imagino las letras como en un cómic. Aquí mi cabeza recrea una escena de cetrería: el halcón vuela, se posa en el brazo, le quitan la capucha y se la vuelve a poner él solito, porque está más a gusto sin ver la realidad, viviendo de emociones e impresiones, porque es un cobarde que le tiene un poco de miedo a la vida.

“Soy un bufón feliz si hago felices a otras personas”

“Tú eres aire, yo papel”.

Eso es un piropo que le digo yo a algunas personas que son aire que me mueve y me lleva como si fuera un papel. Son esas personas que soplan con acierto y que hacen que te quieras dejar llevar sin preguntar a dónde vamos.

“Dime por qué estás buscando una lágrima en la arena”.

¡Eso es lo que pregunto yo en Soldadito marinero! ¿Qué sentido tiene buscar imposibles? Pues nada, a veces estamos ahí todos erre que erre detrás de algo que no aceptamos que es inviable solo por complicarnos la vida…

“Y aunque es todo lo que crees / nunca es solo lo que ves / y vas naciendo cada vez, y cada vez cadáver”.

Sinceramente, no creo que cada vez que salgo a la luz sea más cadáver. Avanzo como persona y como músico, aunque todavía me queda mucho por aprender y por ser. Ese juego de palabras –“cada vez cadáver”- me obsesiona desde hace mucho tiempo, no sé por qué. No encuentro otra paradoja más bella. Al final, aunque yo en mis canciones me exponga, en el fondo también estoy buscando compartir la belleza, en el sentido de las cosas bonitas que nos ofrece la vida para darlas a los demás.  

“Las cosas que no pueden ser / son todas las que he sido yo / Las mezclas no me salen bien”.

Me salen fatal los mix… Eso de sexo, drogas y rock and roll me ha salido fatal… Yo ahora soy una persona muy normal, con poca vida social, muy centrada en mi familia y en mi gente cercana. Salgo y entro como todo el mundo, pero me muevo en ambientes muy próximos.

“Si quisiera vivir de placer / me buscaba un amor de cantina”.

Algunas personas me invitan a que viva otras vidas: que soy famoso, que la gente me saluda por la calle, que aproveche la oportunidad… Yo no quiero más montañas rusas. Estoy a gusto con una vida estable con la mujer que conocí hace un buen puñado de años, con mis tres hijos, con mis compañeros de grupo, con mis amigos…

“Yo no quiero más montañas rusas. Estoy a gusto con una vida estable”

“Todo me queda grande”.

Todo me queda grande en el ámbito musical. Me miro, por ejemplo, en Sabina, y veo hasta qué punto otros han sabido hacer una música a la que yo no llego. Yo compongo mis letras para cantarlas, pero no soy un escritor como Sabina.

“No puedo concebir que tú seas tan idiota”.

Sí, a veces me doy demasiada caña, pero es que estoy convencido de que soy un tipo muy normal, con una poderosa atracción por cantarle al mundo lo que tengo dentro, y poco más. Muchas veces he sido un idiota, pero por debilidad, no por vocación. Pero estoy contento porque llevo casi cuarenta años en la música que me han dado mucha tralla y mucha vida.

“Yo hago canciones para estar contigo / porque escribo igual que sangro / porque sangro todo lo que escribo”.

En los últimos años de Platero y Tú me costaba cantar canciones que no había compuesto yo, y no porque fueran mejores o peores, es que sentía vergüenza al poner en mi voz cosas que yo no era. Para mí es muy importante subirme a un escenario y estar cómodo con la verdad de mi música, de mis letras, de mi estilo. Para mí es muy importante ser todo lo auténtico que se puede ser.

“Para mí es muy importante ser todo lo auténtico que se puede ser”

“Algo lo que me invade / todo viene de dentro”.

¡De dónde va a salir! Mis canciones son mi vida, mis reflexiones, mis dudas, mi espejo... Me cuesta mucho enfrentarme al folio en blanco desde siempre, así que he decidido contarlo en las propias canciones, por eso el proceso de composición se ha convertido casi en un tema de mi discografía. Sí, claro, todo sale de dentro. No digo que todo lo que he cantado me defina hoy, pero sí que fui eso cuando las escribí con el deseo de ser transparente y honesto.

“Describir sin más razón / de decir por puro miedo a no saber decirlo / de apretar el corazón / de aflojar de la cabeza los tornillos”.

A veces tengo miedo a no saber expresar lo que quiero, a no coser las palabras como me gustaría. Aprieto el corazón y aflojo la cabeza, y destilo lo que destilo como puedo.

¿La verdad se queda en el camino?

Creo que sí, pero no porque yo esconda algo, es que pienso que ninguna letra es capaz de retratar a una persona con extrema fidelidad. Cualquiera que conviva conmigo me conocerá mejor que quien se sepa mis canciones de memoria. Esa es la verdad que se queda en el camino, la mía. La otra, la de mi manera de ver la vida, la de la búsqueda de la belleza, de un trabajo bien hecho, sale entera.

“Que es tan fácil perder / la vista como la mirada”.

Ver y mirar son dos cosas distintas. A veces podemos perder la mirada porque somos imbéciles, presumiblemente, sin querer.

“A veces podemos perder la mirada porque somos imbéciles, presumiblemente, sin querer”

“Me he dado cuenta cada vez que canto / que si no canto no sé lo que digo”.

Cantar es mi manera de expresarme, por eso las letras de mis canciones no han nacido para ser leídas. Cantar es mi manera de contemplar el mundo. De todas formas, tampoco soy un hombre cantarín. Más allá de los discos y los escenarios, canto cuando estoy muy contento.

“Mi guitarra es una metralleta”.

No es cierto. Mi guitarra, en todo caso, puede ser una metralleta que dispara versos rápidos, pero con afán de construir algo. Mi guitarra no es violenta, porque ninguna violencia consigue nada. Mi guitarra, en realidad, es un asidero para mí.

“No dejo de buscarte / no duermo sin pastillas / disparo a mis verdades con pistolas de mentira”.

Efectivamente, desde hace años tomo orfidal, porque duermo fatal. Esa es mi Pfizer. Y sí, a veces disparo verdades con pistolas de mentira, porque, en ocasiones, la música juega con la retórica y da cabida a expresiones que son solo las más oportunas en clave poética. Pero, insisto, las pistolas que yo uso son todas metafóricas, porque la violencia no consigue nada y lo destroza todo.

“No necesito llaves para cruzar las puertas / Me quedaré en el aire para no pisar la mierda”.

Pues ahora debo decir que necesito llaves y que he pisado la mierda... No me refiero a la “mierda” como algo mafioso o siniestro, tipo Villarejo. No. Yo hablo de las mierdas de cada día que todos tenemos que afrontar, porque son la vida misma y son lo que tocan, aunque no nos entusiasmen.

“No sufro por llegar / sé que nadie me espera”.

Estaba yo tristón cuando escribí aquello... En lo personal, me esperan mis hijos y mi gente. En lo musical no me espera nadie, porque tampoco tengo una meta. Soy feliz durante el proceso, pero no me veo abocado a aterrizar en un destino concreto. Sufro al componer, pero no por llegar a nada, porque ya he llegado a más de lo que imaginé cuando tenía 16 años, unos amigos con sueños y una banda.

“Mi guitarra es una metralleta que dispara versos rápidos con afán de construir algo”

“Perdido entre dos mares / sin viento, sin bandera / No quiero escaparates / quiero la vida entera”.

Lo escucho ahora y me suena muy adolescente… “No quiero escaparates, quiero la vida entera”… Ahí, como reivindicando un absoluto con la fuerza de quien no ha caído todavía en el cinismo… Y lo cierto es que me gusta que suene adolescente y asumo hoy también esas palabras.

“Este mar cada vez guarda más barcos hundidos”.

Totalmente. Surcamos una vida donde estamos más o menos a flote rodeados de muchos barcos que se han hundido. Quizá sobrevivimos, pero navegamos.

“Yo le doy mi querer al querer / Y lo doy para toda la vida”.

Soy una persona que pone todo su querer en querer y, sí, trato de que sea para toda la vida. Es mi manera de decir que quiero que mi vida sea lo más contrario al odio. Sinceramente, no creo que haya nada peor que desearle a alguien que odie para siempre. Hay personas que odian mucho, y yo no podría despertarme cada día con ese enfoque tan jodidamente amargo.

“No sé vivir solo con cinco sentidos”.

Es que siempre he tenido la intuición de que, más allá de los cinco sentidos clásicos, hay alguna potencia humana que se nos está escapando… Algo así como un nuevo sentido que nos lleva a sentir las cosas cada uno de una manera, a darle sentido a la vida con sello propio, a sentir de forma exclusiva cómo a cada cual le atraviesa el tiempo…

“Hay personas que odian mucho, y yo no podría despertarme cada día con ese enfoque tan jodidamente amargo”

¿Oxidado corazón?

Entonces, sí. Hoy, no. Tampoco diría que lo tengo muy engrasadillo, pero estoy contento.

“Lo contrario de vivir es no arriesgarse”.

Totalmente. No lo digo en clave de aventura y puénting. Es, solo, la experiencia que tengo yo y que tenemos todos de que vivir es dar pasos hacia adelante, y quizá alguno para atrás. Al menos así ha sido mi biografía hasta ahora: arriesgarme para llegar hasta aquí a pesar de ser un cobarde. Y eso también es arriesgarse, porque si tú eres muy valiente, eso no tiene tanto mérito…

“Yo seguiré mirando al cielo”.

Sí. No lo digo en modo teológico o astronómico, sino en sentido espiritual. Todos los cantantes somos espirituales. Mirar al cielo es una manera de explicar que seguiré apuntando hacia adelante, hacia arriba y al fondo todo lo que pueda. Cantar es una acción espiritual, por eso los cantantes pasamos y, si perdura algo, perdura la música. Bob Dylan es un maestro, pero su obra le trasciende de una manera apabullante. Todos tenemos la experiencia de escuchar canciones que nos transmiten algo especial, o funcionan como los olores y sabores, que nos llevan a situaciones del pasado que, en su día, fueron embellecidas por esa banda sonora. La música supera la materia y eso lo sabe cualquier artista, si es que debemos llamarnos artistas...

“Alguien dijo alguna vez / por la boca vive el pez”.

Para una persona que vive de su voz, lo de “por la boca muere el pez” suena tremendo. Los cantantes vivimos por la boca como locos.

“La vida apenas solo dura un rato / y es lo que tengo para estar contigo / para decirte lo que nunca canto / para cantarte lo que nunca digo”.

La vida dura más que un rato. Con esas letras solo quiero expresar que a mí me gustaría pasar los mejores momentos con toda su intensidad y disfrutar y hacer disfrutar al máximo a todas las personas con las que comparto este camino. Y lo que nunca canto es, precisamente, todo lo que he largado en esta conversación…