2020: Un año sin palabras… ¿O con demasiadas?

De modo excepcional, el Diccionario Oxford ha decidido no elegir ningún término como la palabra más relevante del año

Estamos en un momento crítico, donde expresarse con naturalidad en la vida pública no es tan sencillo
Ilustración: Sobrino & Fumero.

La presentación de la palabra del año por parte del Diccionario Oxford marca para muchos la temporada final del calendario. Antes esperábamos con la inocencia de un niño para montar el portal de Belén, pero la Navidad ahora se ha convertido en una estación permanente, por lo que ni los supermercados retiran el turrón de sus estantes ni los ayuntamientos ponen mucho esfuerzo en sustituir el alumbrado de las calles. No nos habíamos puesto todavía el abrigo y ya estaban las siluetas de los camellos festoneando las aceras de Madrid.  

Más allá de los ritos navideños, y del hecho de que nuestra Fundéu, la Fundación del Español Urgente, anunciará, apurando las fechas, la palabra del año solo unos días antes del 31 de diciembre, la noticia es que este raro 2020 es para los de Oxford un año huérfano, en términos lingüísticos, y sin palabras.

No sería justo dudar de la perspicacia de los oxonienses a la hora de determinar el término más relevante cada 12 meses: “selfie”, “vapear” o “emergencia climática” han sido algunos de los anteriores. Hace cuatro años eligieron “posverdad” y, sin entrar en la polémica de si la manipulación a través de las emociones es un fenómeno reciente o nos acompaña desde que decidimos andar erguidos, el neologismo no ha dejado de emplearse en los medios desde entonces.

Sea como fuere, es la primera vez, desde que hace más de una década se inició la moda, que los expertos se quedan sin palabras, lo cual no deja de ser elocuente y expresivo. ¿Qué se puede decir, en efecto, de un año marcado por ese minúsculo agente infeccioso que se ha convertido en un reiterado titular de periódicos y noticiarios?

La designación de la palabra del año y los diccionarios actúan a la manera de termómetros sociales: indican las preocupaciones de la gente

Aunque siendo rigurosos, no han sido términos precisamente los que han faltado en este año en el que solo parece haber ocurrido una única cosa, sino que había tantas candidaturas que lo más honrado era no distinguir ninguna de ellas. Los lexicógrafos han rastreado más de 11 mil millones de palabras en ese inmenso piélago que es internet, encontrando, según se ha publicado, cambios sorprendentes. 

Por ejemplo, se ha disparado el uso de términos científicos de un modo inusitado. “Coronavirus”, que comenzó a emplearse entre los especialistas en la década de los sesenta, se transformó en uno de los sustantivos más empleados en el mes de marzo. Pronto fue superado por “Covid-19”, un vocablo mucho más reciente. También se ha constatado un aumento frases relacionadas con la “ciencia”.

En el caso de “pandemia”, su frecuencia es desorbitada y, en comparación con años anteriores, se ha incrementado hasta lo inimaginable. “Mascarillas”, o “trabajador esencial” son también muy utilizados en la opinión pública y que bien podrían haber servido para caracterizar este año en el que lo más impactante han sido las imágenes de los hospitales que todos recordamos.

Por su parte, otra institución con autoridad en estas lides, Collins, que también edita un diccionario, ha sido más decidida, apostando por “confinamiento” (lockdown) como palabra preponderante. Sin duda, además de haber estado presente en nuestras conversaciones, sirve para caracterizar nuestra forma de vida en los últimos nueve meses. 

 

La presión del coronavirus ha alcanzado incluso a la egregia Real Academia Española de la Lengua que ha presentado hace unos días las nuevas palabras que pasarán a engrosar la nueva versión del diccionario, entre las que destacan “COVID”, “desconfinamiento”, “cuarentenar” y “desescalada”.

Tanto la designación de la palabra del año como los diccionarios actúan a la manera de termómetros sociales: indican las preocupaciones de la gente, sus inquietudes, además de mostrar los giros que toman los términos. Decía Walter Benjamin que todo lenguaje era una forma particular de ver el mundo y que solo reuniendo todos como en un tapiz lograríamos una imagen más completa del universo.

Constatar que los términos más empleados no son muy diferentes en España o en Estados Unidos, en Indonesia o en Australia, hace pensar que, pese a las circunstancias, estamos más unidos que nunca

Pero la lengua también es el vehículo de comunicación. Y constatar que los términos más empleados no son muy diferentes en España o en Estados Unidos, en Indonesia o en Australia, hace pensar que, pese a las circunstancias, estamos más unidos que nunca. Ya sea confinados en nuestro hogar o en nuestro municipio, embozados con mascarillas o separados por las nuevas fronteras que erige el miedo a la enfermedad, nada mejor que las palabras que usamos para mostrar que el mundo es hoy tan pequeño como lo era el parque del barrio

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