Cambios en los servicios médicos por Covid: ¿a mejor o a peor?
La crisis del coronavirus también está teniendo aspectos positivos, como el desarrollo de la telemedicina
Que el coronavirus asiático ha trastocado nuestro modo de vida, es una afirmación incuestionable: no solo ha modificado nuestros hábitos laborales y de ocio, sino que ha alterado la normal actividad de todos los sectores productivos y asistenciales.
En el caso concreto de la atención sanitaria, la percepción generalizada es que la situación ha evolucionado a peor. Y aunque esta percepción puede parecer acertada, la paradoja es que la crisis del coronavirus también está teniendo aspectos positivos, como el desarrollo de la telemedicina.
Analicemos lo malo, y también lo bueno:
Aspectos negativos
Dejando de lado los efectos directos, y sobradamente conocidos, de la nueva enfermedad surgida de la nada, podemos enumerar los siguientes aspectos negativos.
- Generalización de la telemedicina, en sustitución de la asistencia médica presencial. Más adelante, analizaremos en profundidad este tema.
- Listas de espera y aplazamientos de consultas e intervenciones quirúrgicas. No es necesario extenderse en este punto, sobradamente conocido por todos.
- Previsible aumento futuro de ciertas enfermedades. Como consecuencia de las listas de espera y los aplazamientos, es fácil que aumenten los casos de enfermedades que podrían solucionarse más fácilmente con un diagnóstico temprano.
- Saturación psíquica y agotamiento del personal sanitario. Supone un serio problema para los afectados, pero, afortunadamente, es un problema que no será eterno.
Consecuencias positivas
- Generalización de la telemedicina como método alternativo a la asistencia presencial. Hablaremos de este punto en el siguiente apartado de este artículo.
- Menor utilización de los servicios de urgencias para enfermedades o traumatismos que no son graves. Ya no llevamos al niño a urgencias porque tiene 38 grados de fiebre, o porque se ha ortigado y le escuece mucho la barriguita.
- Disminución de las consultas médicas innecesarias, debidas a casos leves y cuya sintomatología se puede paliar fácilmente. Ejemplos: congestión nasal, pruritos, diarrea puntual, etc.
- Mayores hábitos higiénicos. Han provocado una caída espectacular en el número de todo tipo de infecciones, incluida la Covid-19. Sin la higiene, el número de afectados por este virus habría sido muchísimo mayor. Esperemos que los hábitos higiénicos no decaigan, una vez superada la crisis.
- Fomento del uso de la medicina privada. Muchas personas han descubierto que la medicina privada es un sistema rápido y eficaz para tratar de sus dolencias, a un coste asequible. Las dos grandes ventajas son que estos enfermos contribuyen a rebajar la presión asistencial en la medicina pública, y además fomentan el crecimiento del empleo en la iniciativa privada.
Coronavirus: ¿un impulso definitivo para la telemedicina?
A nadie se le habrá escapado que hay un aspecto que hemos clasificado como positivo, y también como negativo: la generalización de la telemedicina. No se trata de ningún error de redacción, así que vamos a explicarlo:
La telemedicina no puede considerarse en sí misma como algo negativo. El problema es que el coronavirus ha cogido al sector médico con el pie cambiado: los medios actuales no son suficientes para permitir, repentina y obligadamente, un giro radical hacia la telemedicina. Por otra parte, la falta de experiencia en este campo ha provocado errores de diagnóstico y tratamiento. Pero esto se subsanará con el tiempo.
Porque, de forma casi forzosa, la telemedicina ha entrado en nuestras vidas, y hay dos hechos ciertos: ha llegado para quedarse, y su desarrollo será exponencial en los próximos años. El virus oriental ha servido para que, médicos y pacientes, valoremos la importancia de este nuevo campo de la medicina.
Enfermedades que hoy son consideradas graves, en unos años podrán ser diagnosticadas y tratadas sin necesidad alguna de que el paciente pise un centro hospitalario.
Así que tenemos que pensar en positivo, y aceptar que, en ocasiones, es cierto el viejo refrán que reza: “No hay mal que por bien no venga”