¿Qué diferencias hay entre un abogado penalista y un criminólogo?

Aunque son complementarias, estas dos figuras tienen marcadas diferencias

Judicial.
¿Qué diferencias hay entre un abogado penalista y un criminólogo?

Las vertientes penalista y criminalista del Derecho son complementarias, en tanto en cuanto abordan los delitos desde dos ámbitos distintos pero interrelacionados entre sí: mientras que el abogado penalista trabaja en los aspectos jurídicos que rodean al acto delictivo, el criminólogo incide en el delito en sí mismo, aportando un punto de vista pericial determinante en el proceso penal.

El abogado penalista: especialista en Derecho Penal

El escenario en el que se mueve el abogado penalista abarca todo el entramado legal que rodea a la comisión de un acto delictivo, comprendiendo tal entramado la identificación del delito (tipificado como tal en el Código Penal) y los procedimientos jurídicos que se siguen en las acciones de defensa (recogidos en la Ley de Enjuiciamiento Criminal).

Los abogados penalistas también son los encargados de liderar las diligencias contra el presunto culpable del delito (salvo en los procesos penales de oficio), encabezando así la acusación.

En otras palabras, los abogados penalistas representan a alguna de las partes involucradas en un proceso penal, encargándose de todos los aspectos legales circundantes al delito. Es decir: serán las personas encargadas de construir la defensa de un acusado, o de enarbolar los cargos contra éste.

Por último, la formación y acreditación de un abogado penalista consiste en obtener el grado en Derecho, superar el examen oficial de acceso a la abogacía y adherirse a un colegio de abogados.

El criminólogo: en el corazón del delito

Por el contrario, el ámbito de acción del criminólogo se sale de los aspectos jurídicos que se derivan de los actos delictivos, y se restringe a analizar en profundad el delito cometido.

La función del criminólogo es, por lo tanto, investigar la propia comisión del acto delictivo para aportar todos los detalles posibles que se puedan averiguar del mismo; este acopio de detalles, posteriormente, contribuirá al esclarecimiento de los hechos en el transcurso del proceso penal.

Sus valoraciones están exentas de las implicaciones legales del delito, tales como su tipificación o su naturaleza antijurídica, imputable y sancionable, los procedimientos previstos para enjuiciar estas situaciones, o los argumentos que construirían una acusación o una defensa.

En cuanto a su formación y acreditación, los abogados criminalistas deben obtener el grado en Criminología, una especialidad que estudia los hechos delictivos en sí mismos, y que contempla el estudio de ciencias forenses: estos conocimientos permiten al criminólogo analizar los delitos y recopilar todas las pruebas que sean posibles.

Diferencias entre el abogado penalista y el criminalista

Campo de trabajo

  • El Derecho Penal abarca el conjunto normativo legal del Estado que vincula la comisión de un delito con sus legítimas consecuencias y penas correspondientes: el abogado penalista conoce perfectamente las normas impuestas que pueden ser objeto de sanción, y el alcance de tales sanciones. Su trabajo consiste en construir la defensa o la acusación.
  • La Criminalística, si bien no forma parte del Derecho, funciona como una rama auxiliar: el criminalista estudia y examina todas las pruebas relacionadas con un delito, y su trabajo tiene un carácter eminentemente forense y, por lo tanto, probatorio. Suelen ser contratados para aportar datos periciales auxiliares para esclarecer el acto delictivo en sí mismo.

Funciones

  • El abogado penalista aborda todos los aspectos legales de la comisión de un delito, para actuar como garante de los derechos tanto de los acusados (para probar su inocencia o reducir al mínimo el contenido condenatorio de las sentencias) como de los denunciantes (cuyos intereses se han visto dañados por culpa de la comisión del delito).
  • El criminalista, por el contrario, es el encargado de realizar un ejercicio forense, consistente en la recopilación de pruebas del acto delictivo, y de cualquier detalle relacionado con él: la finalidad de su trabajo es ayudar a la defensa o a la acusación a reconstruir la cadena de acontecimientos del presunto delito.

Formación y preparación

  • Los abogados penalistas deben completar sus estudios universitarios y obtener el grado en Derecho (o encontrarse en posesión de la antigua licenciatura en Derecho); posteriormente, el graduado / licenciado debe especializarse en Derecho Público y en Derecho Penal, e incorporarse a un colegio de abogados para actuar con la debida acreditación formal en los procesos penales.
  • Los criminalistas tienen que obtener el grado en Criminología, una carrera universitaria con una historia relativamente corta en los planes homologados de estudios. Es común que existan profesionales de otras materias (abogados especializados en otras ramas, médicos, psicólogos, psiquiatras, antropólogos, entomólogos…) que deseen adquirir estos conocimientos.

Los abogados penalistas y los criminalistas forman un tándem muy eficaz para el esclarecimiento de los procesos penales: mientras que el penalista incide sobre los aspectos jurídicos y los procedimientos, el criminalista aporta el peritaje necesario para que tanto los abogados como los tribunales conozcan mejor los detalles que podrían permanecer ocultos a simple vista, y que podrían determinar el veredicto final.

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