A César Antonio Molina, por un honrado y acertado desempeño ministerial, confirmado en sus últimas decisiones

Nadie le podrá reprochar a César Antonio Molina afán de polémica, narcisismo, pasión por la escaramuza política ni desconocimiento del sector –la cultura- en el que se ha desempeñado durante estos últimos años. Era una figura que, desde luego, suscitaba mayores concordias que la de la ministra González-Sinde. Las últimas decisiones de Molina fueron en apoyo de la arqueología española y de armonización de la política cultural en el exterior, aspecto necesario tras el escándalo revelado por ECD de la cúpula de Barceló –ver noticia-. Guinda al ministro poeta.

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