A Emilio Pérez Touriño, presidente de la Xunta, que aprende la lección de los incendios y actúa eficazmente ante la llegada del Gordon

Toda Galicia está en alerta roja por el ciclón Gordon. La Xunta de Galicia no ha querido que le pillen esta vez por sorpresa los efectos devastadores que ha provocado por otras latitudes el huracán y se ha puesto manos a la obra con diligencia. Seguro que los chiquillos agradecen no ir a clase, pero lo cierto es que el cierre de los colegios y todas las medidas puestas en marcha como precaución son bienvenidas. No queremos volver a ver a esa bella tierra gallega en el antagonismo puro de las llamas. Con lo de este verano ya hemos tenido bastante. Hay miedo porque las cenizas de los montes echen a volar con los fuertes vientos que se esperan y acaben en el mar. Cuidado al volante, por los paseos marítimos y con los edificios en construcción. Bien merece la guinda quien se antepone a las dramáticas consecuencias de la imprevisión o la negligencia. Esperemos que el presidente de la Xunta la disfrute sin sobresaltos.

 

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