A Francisco Vázquez, que no se pone vendas a la hora de analizar el comportamiento del Gobierno con la Iglesia Católica

El nuevo embajador español ante la Santa Sede, Francisco Vázquez, ha comenzado con buen pie su andadura al frente de tan difícil plaza diplomática. Para empezar, el ex alcalde de la Coruña declaró ayer que “la aprobación de la ley de matrimonios homosexuales dos días después de la toma de posesión del Papa fue una ofensa gratuita”. Con estas declaraciones Vázquez se posiciona fuera de todo sectarismo a la hora de plantear las relaciones entre la Santa Sede y el Ejecutivo de Zapatero. A la vez, deja clara una sensibilidad que a buen seguro consolará a muchos católicos españoles que en algunas ocasiones se han sentido hostigados y perseguidos por este Ejecutivo. Otra cosa fue su posicionamiento de fondo. Al Criticón no le ha hecho mucha gracia. Sin embargo, guinda a un buen y valiente comienzo.

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