A Ryszard Kapuscinski, que concita alabanzas de la clase periodística a derecha e izquierda: un milagro en estos tiempos de ‘buenos y malos’

Resulta llamativo el unánime clamor a favor de la figura de uno de los mejores reporteros del siglo XX, Ryszard Kapuscinski. No porque la biografía del periodista polaco ofrezca ninguna duda sino porque corren tiempos convulsos donde los ‘buenos’ y los ‘malos’ se atrincheran en bandos que descalifican, por sistema, a los de ideología opuesta o sentir diverso. Los obituarios y glosas de este prolífico autor de libros, traducidos a treinta idiomas, no dejan dudas: nos ha dejado uno de los grandes. Quizá sea cosa de la distancia y el cronista que mezclaba periodismo y narrativa hubiera salido vapuleado de España, por no defender las ideas de algunos o sintonizar con una forma de ver la vida. Pensemos que no, al menos por un día. Guinda a un hombre honesto que nos acercó centenares de historias de un modo diferente y crítico.