Al atracador que le entraron remordimientos en mitad de un robo a un banco y decidió abortar la comisión del delito

Los hechos ocurrieron esta semana en Puerto Rico. Un hombre de 29 años entró en un banco y se dirigió a la dependienta de caja para anunciarle su intención de atracar la sucursal. Le entregó una bolsa y le pidió que metiera el dinero. A continuación, tal y como relata la empleada que vivió la situación, el hombre se echó las manos a la cabeza mientras se preguntaba “¿Qué estoy haciendo?”. Ante la estupefacción de la mujer el hombre salió corriendo de la sucursal y fue detenido poco después. Nunca es tarde para enmendar un error y menos si puede tener graves consecuencias para terceros. En este caso los remordimientos aplacaron las ansias delictivas de este hombre. Sin embargo, pasará una temporada entre rejas. Tal vez con la conciencia tranquila. Guinda a este puertorriqueño, porque rectificar a tiempo es de sabios.

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