A Alfonso Guerra, que se descuelga con unas declaraciones indignas: “Parece que si una mujer dice que ha sido maltratada siempre hay que arrodillarse”

Defender el papel jugado por María Emilia Casas en la famosa llamada telefónica a una abogada ahora encarcelada y acusada de haber encargado supuestamente el asesinato de su marido resulta discutible. Pero afirmar que la presidenta del Constitucional “ha sido víctima del buenismo que vive la sociedad española en algunos temas” es casi de juzgado de guardia. Para buenismo, señor Guerra, el del líder de su partido, José Luis Rodríguez Zapatero, que parece querer solucionarlo todo (hasta la imponente crisis económica que azota a España) con sonrisas, gestos y guiños de su graciosa ceja. Eso sí es buenismo. Lo de Casas es un escándalo no punible pero bochornoso. Asegurar, encima, que “parece que cuando una mujer dice que ha sido maltratada todo nos tenemos que poner de rodillas” es indigno. Guindilla a las desafortunadas declaraciones de Guerra.

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