A Federico Mayor Zaragoza, por tantos años, por tanto “vacío”

Decían que estaba más bien “de retirada”, pero ha vuelto con fuerza desde que Zapatero llegó al poder: ahora no se salta ni una reunión, ni los miríficos almuerzos y presupuestos de la cooperación internacional. Del franquismo hasta la Alianza de Civilizaciones, muy atento a su fotogenia y sin conocer el arrepentimiento, se encarga de la fundación “Cultura de la Paz” aunque la cultura de la paz sea un concepto algodonoso, etéreo, indefinible. Es gurú de cabecera de Zapatero y de vez en cuando escribe quejosamente en El País, dándose golpes en el pecho por todos nosotros y acusando a occidente de todos los males posibles, mientras sacude con énfasis sus gemelos de oro. Junto a Jatamí y otros pacíficos próceres asesora a la Alianza de Civilizaciones para que una comisión de subsecretarios sirio-libio-iraníes alcance la paz del mundo. De los altos cargos del franquismo a la amistad de ZP, es todo un ejemplo de supervivencia. Ahora, su tan impulsada Alianza luce en Nueva York a los ojos de todos los dirigentes tan “vacía de contenido” que se aceptará en la ONU sin mayores problemas, precisamente por su falta de concreción. Guindilla, por lo menos, a la caradura.