A Frank Calderón, responsable del alcantarillado de Miami, que pidió a los lugareños que no fueran todos al retrete durante el intermedio de la Super Bowl

En España tenemos casos semejantes, cuando los máximos responsables políticos piden a los ciudadanos que ni se les ocurra salir de vacaciones en vísperas de días festivos porque se pueden producir atascos. En vez de emplearse en lo que deben, en solucionar los problemas derivados de situaciones extraordinarias, le trasladan la cuestión al que sufre los avatares de su imprevisión o ineptitud. Ahora, las autoridades de la ciudad de Miami, que han acogido esta madrugada la Super Bowl entre los Colts de Indianápolis y los Bears de Chicago, han pedido a sus residentes que evitaran ir todos a la vez al baño durante el intermedio del partido. Las autoridades explicaron que, para prevenir problemas con las alcantarillas de la ciudad, los telespectadores debían intentar planear sus “escapadas” al retrete en algún momento del partido y no en el descanso prolongado. Según datos de la oficina, en la pausa principal de la Super Bowl unos 90 millones de estadounidense iban a ir al baño para hacer sus necesidades, lo que representaba 1,3 billones de litros de agua que iban a los alcantarillados, una cifra similar a la cantidad de agua que cae de las cataratas del Niágara en 39 minutos. Impresionante. Pero una solución chapucera. Guindilla al señor Calderón.

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