Al cinismo de Maragall y demás autoridades catalanas, que festejan sin recato la llegada de los papeles de Salamanca

Sólo faltaron los fuegos artificiales. Una nutrida representación de autoridades de Cataluña y diputados de las Cortes, encabezada por el presidente de la Generalidad, Pasqual Maragall, el presidente del Parlamento catalán, Ernest Benach, la consejera de Cultura, Caterina Mieras y el alcalde de Barcelona, Joan Clos, inauguraron este sábado la exposición “El retorno de los documentos confiscados” para celebrar el expolio del Archivo de Salamanca. Sólo el PP decidió que no acudiera ninguno de sus miembros. El propio Pascual Maragall, en una muestra de cinismo difícilmente superable, declaró en el Palau Moja de Barcelona que Cataluña debía “saber recibir” los documentos “sin aplastar” a nadie, para que “aquellos que podrían sentirse vencidos no lo sientan”. Sin embargo, les ha podido más el deseo de vender electoralmente la medida y las autoridades catalanes han montado un tinglado que podía ser todo menos discreto. Mientras tanto, una parte de España sigue ofendida por lo que consideran una tropelía, ejecutada con nocturnidad y alevosía. Guindilla, sobre todo, a los cínicos: que al menos no pasen por ecuánimes.