A Miguel Bosé, que sigue la estela de Boris Izaguirre y se escora… cómo no, hacia la izquierda política desde el sectarismo

El “amante bandido” ha llegado. En el día de ayer, al hilo de una entrevista con Carles Francino en la cadena SER, Miguel Bosé declaró que "esta derecha lo que quiere conseguir es dinamitar la democracia desde dentro". Con esta valiente afirmación, fruto sin duda de sesudos análisis políticos, el conocido artista ha venido a situarse en las filas de los que desean en España un solo bloque ideológico: que todos piensen igual, que todos piensen como ellos. El ínclito Bosé, ante la advertencia de Francino por la dureza de sus palabras, condescendió a la posible existencia de algún partido de centro, liderado por Gallardón, por ejemplo, ya que le contrata para pregones y bien aprendido tiene que no se muerde la mano amiga. Olé. La tesis de Bosé no es nueva. Está de moda acusar a quienes son molestos –por la increíble audacia de pensar diferente- de querer reventar el estado, o darle golpes, que diría Almodóvar. Guindilla a una declaración sectaria y ya hasta poco original.

 

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