Al Ministerio de Fomento y autoridades de inmigración, que convierten Barajas en un lamentable ‘Gran Hermano’ para 40 bolivianos que esperaban su deportación

La escena ha sido dantesca, según han descrito los protagonistas en las páginas de Internet del diario El Mundo. Unos 40 ciudadanos bolivianos, entre ellos cinco niños, han tenido que padecer un encierro forzoso de cinco días, en condiciones penosas. Llegaron al Aeropuerto de Barajas el sábado pasado desde Bolivia y las autoridades españoles decidieron su deportación. Los agentes de la aduana decidieron enviarlos a las dependencias de Inmigración en el aeródromo pues, en unas horas, iban a ser devueltos a destino. Hasta aquí nada que objetar. Sin embargo, aquello fue para ellos el comienzo de un improvisado y esperpéntico ‘Gran Hermano’. Cuarenta personas incomunicadas, sin poder cambiarse de ropa, sin sus equipajes. Con comida y baños a su disposición, pero sin colchones para todos y sin las condiciones mínimas de higiene que requerían por ejemplo los cinco menores del grupo, incluido un bebé. El ‘corralito’ provocado por las autoridades de inmigración y AENA, organismo dependiente de Fomento, provocó ataques de nervios y ansiedad, desazón y atropello. Algo impropio de un país que se dice desarrollado. Guindilla a los responsables de este maltrato.

 

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