A todo un Museo Nacional, abandonado a la decadencia más visible, que necesita incluso una mano de pintura

El Museo Nacional de Antropología tal vez no pueda competir con otros museos de su campo en el ámbito internacional, pero sin duda tiene unos fondos extensos y valiosos muy ligados, por otra parte, a nuestro devenir histórico.

El Museo Nacional de Antropología tal vez no pueda competir con otros museos de su campo en el ámbito internacional, pero sin duda tiene unos fondos extensos y valiosos muy ligados, por otra parte, a nuestro devenir histórico. El abandono del bello palacete diseñado por el Marqués de Cubas es tan evidente que en el exterior del Museo lucen todavía los fragmentos del viejo letrero en escayola que rezaba “Museo Nacional de Etnología”. Por dentro resulta todo aún más melancólico: no sólo es necesario otro planteamiento museológico, sino que además hay salas a las que les conviene el mínimo de dignidad de una mano de pintura. Ya Caro Baroja, en su día, se desesperaba del abandono de esta institución, más atenta hoy a organizar cuenta-cuentos que a disponer sus colecciones según los patrones de un país civilizado. ¿Será todo cuestión de presupuesto? Guindilla dolida a tanta decadencia.

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