A Rosa Regás, directora de la Biblioteca Nacional, por su fijación en difundir y promover una “cultura de izquierdas”

La cultura oficial en nuestro país, y en Europa en general, ha estado siempre muy bien apoyada por la izquierda por algún oculto motivo. Se tizna ideológicamente la poesía, el arte, y otras manifestaciones culturales sin contemplaciones. Miguel Delibes es ninguneado mientras un Darío Fo es elevado a los altares. Y parece sensato pensar que mucho mejor nos iría si consideráramos la cultura como patrimonio común de la Humanidad y, por tanto, al margen de ninguna ideología en particular. Por todo esto, la línea que está manteniendo la directora de la Biblioteca Nacional, Rosa Regás, provoca no poco hastío. Entre la muestra sobre las bibliotecas populares de la República hasta la nueva exposición sobre el medio siglo de la “canción de autor” en España hay un estrecho pasillo. El problema de la señora Regás parece de naturaleza sectaria. ¿No podría ser un poquito más imparcial? Probablemente sea mucho pedir, tras la excelente campaña contra la guerra organizada y promovida por este colectivo, para regocijo del Partido Socialista. Guindilla a la directora parcial.

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