A los directivos de Clas Rehabilitaciones, que cesa su actividad sin avisar a los empleados, sellando las cerraduras y sin coger el teléfono

A las ocho de la mañana de ayer, cien trabajadores de Clas Rehabilitaciones llegaron a la sede de su empresa en Getafe. Sin embargo, no pudieron acceder al interior ya que las cerraduras estaban selladas con silicona. Finalmente consiguieron acceder tras llamar a un cerrajero. Los afectados aseguran que la empresa, dedicada desde hace 20 años a la rehabilitación de edificios y con sedes en varias ciudades españolas, no les ha pagado la nómina de octubre. Estos son tiempos difíciles para todos, empresarios y empleados. Pero estas no son maneras de tratar a los trabajadores. Detrás de cada uno de esos cien profesionales hay otras tantas familias preocupadas, víctimas de la incertidumbre. Guindilla a estos directivos: su cobardía a la hora de escurrir el bulto no es de recibo.